ALTO BESAYA
El conjunto de los municipios que forman el Alto Besaya se encuentra en la cuenca media del propio río, y se corresponden en parte con la comarca natural que autores como Cendrero (et al. 1993) señalan como comarca del Besaya. Según ellos esta comarca estaría limitada por la Sierra del Escudo de Cabuérniga al Norte; y al Sur, por la Sierra del Escudo, en concreto la conocida como Sierra de Santa María, que separa los municipios de Pesquera y Bárcena de Pie de Concha. Su límite oriental está en la cuenca del Pas, de la que la separa un cordal que tiene como puntos de máxima altitud el Mediajo Frío (1396 m), el Pico Castrucos (1072 m), el Cildá (1065 m), la Espina del Gallego (965 m) y el Puerto del Portillón (578m). Y su límite occidental es la cuenca del río Saja, separada por un interfluvio de mayor altitud con puntos clave como el Pico Obios (1219 m) y el Tordías (965 m).
Por tanto, se puede decir que sus límites naturales se encuentran a una altura relativamente baja y no presenta un relieve infranqueable para el ser humano, lo que supone una gran ventaja para la comunicación entre los valles. La comarca reconocida como Alto Besaya ocupa una superficie total de 254,3 km2.
En cuanto al modelado del paisaje, la acción fluvial es la responsable de los aspectos más significativos: tanto del amplio y llano fondo de valle desde Bárcena de Pie de Concha hasta Arenas de Iguña, como del encajonamiento de los cursos de agua en las conocidas “Hoces”, que se erigen en el límite entre los municipios de Arenas de Iguña y Los Corrales de Buelna; y del mismo modo en la zona desde Bárcena de Pie de Concha a Pesquera. En ambos casos el agua, en su discurrir, encuentra materiales blandos y moldeables que va erosionando, y origina así dicho encajonamiento.
Las formaciones vegetales características de la zona están determinadas por el denominado bosque atlántico. Cabe indicar que en el caso del Alto Besaya, de gran influencia antrópica, tiene menor presencia que en el Parque Natural Saya-Besaya. Predominan prados y pastizales, robledales, hayedos y bosque de ribera, y son más escasas las repoblaciones forestales de utilidad industrial, de pinos y eucaliptos.
Como espacios significativos aparecen algunas manchas arbóreas compuestas básicamente de robles y hayas, que presentan un buen estado de conservación como: el Monte Canales, el Montabliz, el Pico Jano y, sobre todo, el Parque Natural Saja Besaya.
LO ESENCIAL
LA VIJANERA
También es conocida como “Vijenera”, “Vejenera” o “Viejanera”; de cualquiera de estas formas, indistintamente, puede denominarse. Se trata de una mascarada de invierno, en la que participan única y exclusivamente varones. Es una expresión de ocio festivo emparentada con las denominadas mascaradas o representaciones “rito-teatrales” de tipo carnavalesco pertenecientes al ciclo festivo de invierno de las sociedades rurales europeas.
Es una tradición que se remonta a épocas remotas, con influencias de pueblos indoeuropeos –como los celtas- y de Roma. Tiene lugar en el pueblo de Silió, municipio de Molledo, aunque antaño se celebrara en el resto de los pueblos de la comarca, desde Anievas a Cieza, pasando por Arenas, e incluso en la comarca cercana de Toranzo y Luena. Existen mascaradas con rasgos similares en toda Europa, y más concretamente en zonas de Cantabria como Campóo, Liébana y Soba. Se celebra el primer domingo de enero y básicamente conmemora el alargamiento de los días, la renovación del ciclo y la victoria del bien sobre el mal.
Intervienen varios personajes; quizás los más conocidos y simbólicos sean los zarramacos, que, con la cara pintada de negro y ataviados con pieles de carnero y los característicos sombreros picudos, ahuyentan con el estruendo de sus campanos los malos espíritus del año que comienza a despuntar.
La fiesta está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional y actualmente persigue, junto con otras celebraciones de similares características de otros países, la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Desde 2007 se encuentra abierto en el mismo pueblo un museo dedicado monográficamente a la fiesta.
LA MAYA
Es una fiesta de origen ancestral que se celebra los días de san Lorenzo en Pujayo, y del Apóstol Santiago en Silió. La fiesta gira en torno a la maya, un tronco de haya clavado en el centro del pueblo por el que los mozos trepaban hasta alcanzar un premio, que en su origen consistía en un pan, y actualmente, en un jamón, un gallo… Fiestas similares a esta también existen en otros países de Europa.
VIRGEN DEL MORAL
En la “campa” de la ermita del Moral se organiza desde el viernes por la noche, y siempre después del 15 de agosto, la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción, en honor a la Virgen que guarda la ermita. Después de oficiarse una misa y una procesión por la braña y el santuario, tiene lugar una romería con danzas y cantos tradicionales. Es una fiesta muy arraigada, y con una alta participación, en las poblaciones tanto del Alto Besaya como de la cercana comarca de Cabuérniga.
UN PUEBLO DE LEYENDAS
Es una celebración dedicada a la mitología de Cantabria. Se realiza en el pueblo de Barriopalacio de Anievas, durante el fin de semana anterior al 15 de agosto, fiesta de Nuestra Señora de la Ascensión. El pueblo se viste y se transforma para recibir a los personajes mitológicos: Ojáncanos, Anjanas, Cuegles, Cuines…, materializados en figuras realizadas con diferentes materiales, espacios decorados y personas disfrazadas, invaden el pueblo durante dos días.
La celebración se acompaña con actuaciones musicales, pasacalles, teatro, exposiciones, charlas, mercado de artesanía… Año tras año se está convirtiendo en un evento cultural de gran importancia turística.
PARQUE NATURAL SAJA BESAYA
El Parque Natural Saja-Besaya se creó en 1988, dentro de los límites de la más extensa y antigua Reserva Nacional de Caza de Saja. La Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) concede a este parque la Categoría V, que corresponde a Paisajes Naturales Protegidos, que mantienen fuertes vínculos entre la cultura y la naturaleza. Situado en la zona centro occidental de Cantabria, entre las cuencas de los ríos Saja y Besaya, es el parque natural más grande de Cantabria (24.500 ha) y una de las mejores muestras de bosque atlántico caducifolio de la Cordillera Cantábrica.
Este espacio recibe otras figuras de protección incluidas en la Red Natura 2000, como son la ZEPA de la Sierra del Cordel y cabeceras del Nansa y del Saja, el LIC de los valles altos del Nansa, Saja y Alto Campoo y el LIC del río Saja. Cuenta además con un centro de interpretación, ubicado en Los Tojos (valle del Saja), que abre diariamente para mostrar de modo sintético los valores ecológicos y los rasgos culturales de las sociedades rurales que lo ocupan.
En sus bosques caducifolios, matorrales y pastos de montaña, se puede encontrar una importante diversidad de especies de flora y fauna, y un interesante patrimonio natural y cultural.
El acceso al parque, desde el Alto Besaya, se puede realizar por dos puntos diferentes. La primera vía, desde la N-611, entrando al valle de Cieza por la carretera que va al pueblo de Villasuso – el acceso al parque está al final del pueblo-. La otra posibilidad es por el municipio de Arenas de Iguña, pasando el pueblo de Los Llares, por la carretera que sube al Moral; a unos kilómetros del pueblo se llega al Parque, hasta el punto conocido como Brenes, desde donde no se puede continuar en vehículo a motor salvo si no se dispone del permiso necesario.
ARQUITECTURA ROMÁNICA
La comarca está ubicada en un espacio clave de comunicación con la Meseta, por donde han penetrado las influencias culturales en la cornisa cantábrica. Así lo demuestran los restos arqueológicos existentes, como la calzada romana, vía que se mantuvo durante la Edad Media, y que facilitó la entrada de movimientos artísticos como el Románico. Desde la comarca sur de Cantabria hasta el Alto Besaya, llegando incluso a Cartes o más cerca de la costa, se da una gran riqueza patrimonial de construcciones de este estilo artístico.
Esta buena comunicación, unida a un fondo de valle plano y fértil, ha favorecido los asentamiento humanos, que a su vez han originado la constitución de núcleos monasteriales, cuyas construcciones hoy en día se mantienen en forma de pequeñas iglesias como la de San Cosme y San Damián, en Bárcena de Pie de Concha; en Silió; San Juan, en Raicedo; o San Andrés, en Cotillo. También hay otras edificaciones no menos importantes, iglesias o ermitas, como San Lorenzo de Pujayo o San Martín de Quevedo, entre otras.
SAN ROMAN DE MOROSO
Se trata de una pequeña ermita que formaba parte de un conjunto monasterial. A pesar de su pequeño tamaño representa el estilo mozárabe más puro; incluso se la llega a comparar con la iglesia de Santa María de Lebeña (Liébana). No obstante la escasa documentación que existe sobre la obra, se sabe que data del siglo XI. La primera información escrita existente es de 1119, sobre la reina de Castilla Doña Urraca, quien donó este antiguo monasterio a la Abadía de Santo Domingo de Silos (Burgos), referencia que ha dado lugar a numerosas leyendas sobre esta ermita y el paso de Dña. Urraca.
PALACIO DE LOS HORNILLOS
Fue construido por orden del Duque de Santo Mauro, Mariano Fernández de Henestrosa Ortiz de Mioño (1860-1919), natural de Las Fraguas, que participó activamente en la promoción de Santander y fue uno de los impulsores de la construcción del Palacio Real de La Magdalena. El título de Duque de Santo Mauro le fue concedido en 1890.
El palacio es obra del arquitecto inglés Ralph Selden Wornom, que fue contratado por el buen resultado conseguido al construir el palacio de Miramar de San Sebastián para su propietaria María Cristina. Las obras se iniciaron en 1894 y finalizaron en 1904. El estilo arquitectónico es conocido con el nombre de “Old English”. El entorno del palacio resulta llamativo por la iglesia neo-grecorromana de San Jorge, así como por las caballerizas y el estanque.
Frecuentemente se utiliza como escenario cinematográfico para anuncios publicitarios y películas como Los otros, de Alejandro Amenábar.
LA CALZADA ROMANA PORTUS BLENDIUS
Los restos de calzada romana existentes entre Bárcena de Pie de Concha y Pesquera son la muestra del primer camino importante hacia el interior de Cantabria. Su construcción comienza hacia el año 30 a.C., y adquiere el nombre de Vía Regio VII Gemina ad Portium Blendium. Su propósito inicial es militar, aunque posteriormente también será comercial y administrativo, y hay que destacar el hecho de que se mantuviera en funcionamiento hasta principios del siglo XVIII.
Actualmente se ha convertido en una ruta de senderismo apta para todo tipo de público, que puede apoyarse en el servicio de tren de cercanías o convertirla en senda circular, regresando por el Camino Real. Al tratarse de una ruta que transcurre por cumbres, ofrece buenas panorámicas que se abren a ambos lados del trazado y que son de una gran belleza.
En su discurrir encontramos diversas obras de ingeniería testigos del avance de la civilización romana, y en el pueblo de Bárcena de Pie de Concha se encuentra un pequeño punto de información junto a la oficina de turismo.
ARQUEOLOGÍA Y PREHISTORIA
ORÍGENES CÁNTABROS
Está constatado por varios historiadores que la zona conocida actualmente como Alto Besaya estaba ocupada por las tribus vadinienses, y Vadinia, ubicada también en ella, era su capital. Del mismo modo, antiguos geógrafos estiman que la tribu de los concanos se extendió por Bárcena de Pie de Concha, Media Concha y Somaconcha.
El valle del Besaya (Aracillum) se constituyó como primordial vía de penetración del estratégico camino por el que el emperador Augusto introdujo en Cantabria su ejército, importante factor de conquista y romanización. Gracias a este paso, en el 29 a.C. comenzó una guerra contra las tribus insumisas del norte de Hispania. Durante tres años de guerra, los romanos habían desestimado el poder de estas tribus que en un principio habían considerado fáciles de doblegar. Pero Augusto se vio obligado en el 26 a.C a personarse en la zona y organizar toda una campaña bélica para poder doblegar a los norteños: astures primero y cántabros después cayeron ante el poder de Roma. Muchos cántabros fueron vendidos como esclavos y trasladados al sur de la Galia.
A pesar de todo, los romanos no consiguieron nunca una paz completa, puesto que en el año 19 a.C. se produjo un nuevo levantamiento, cuyo nacimiento tuvo lugar en la Galia, gracias a la unión de los guerreros cántabros que habían sido vendidos como esclavos. Agripa ordenó asesinar a todo el que pudiera luchar, y de este modo brutal sofocó la rebelión.
Se han localizado importantes yacimientos de esta época que, en su conjunto, se interpretan como campos de operaciones de las guerras cántabras. Quizá el más significativo sea La Espina del Gallego, que fue asediado por varios campamentos romanos muy próximos: Cildá, El Cantón y Campo de Las Cercas.
La Espina del Gallego:
Su singularidad radica en estar rodeado de campamentos romanos de campaña. En el transcurso de las guerras fue ocupado y fortificado por una guarnición militar romana. Se ubica en la cumbre de la misma denominación, a 965 m, en la sierra que conforma la divisoria de los valles de Toranzo e Iguña, o lo que es lo mismo, Pas y Besaya (términos municipales de Corvera de Toranzo, Anievas y Arenas de Iguña).
El castro indígena tenía una forma triangular, con tres líneas defensivas, en las que se han identificado rampas, portillos y un posible foso. En las ultimas campañas arqueológicas se han localizado estructuras castreñas de planta rectangular. A época romana corresponderían también un posible barracón romano de 100 m de largo por cinco de ancho, otro edificio no identificado, un horno de fundición y un camino empedrado. Como materiales arqueológicos hallados cabe resaltar un tesorillo de denarios de tiempos de la República principalmente (siglo I a.C.), materiales metálicos, un camafeo de cornalina y cerámica común romana.
En las excavaciones de todos estos yacimientos se han recuperado numerosos materiales arqueológicos de gran interés, que incluyen piezas metálicas de carácter militar, un camafeo y cerámica común, entre otros. Configuran un singular paisaje que conforma una abrupta e insólita ruta arqueológica perfecta para los amantes del senderismo y el turismo rural.
El conjunto arqueológico que conforma la Espina del Gallego ha sido declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica, en 2002. Forma parte de un conjunto considerado centro de operaciones militares durante las guerras cántabras, y junto con los yacimientos de Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas representa campamentos romanos de asedio del castro de distinta naturaleza y tamaño.
Cildá
El yacimiento de Cildá se localiza en el monte del mismo nombre, en la divisoria de los términos municipales de Arenas de Iguña y Corvera de Toranzo a 1.064 m, unos dos kilómetros al sudeste del castro de la Espina del Gallego. Se han documentado estructuras defensivas complejas propias de los campamentos militares romanos de montaña. Presenta una forma irregular debido a la necesidad de adaptarse al terreno. Gracias a la prospección arqueológica se detectaron líneas defensivas de terraplenes y fosos de tierra que correspondían a un campamento romano de grandes dimensiones.
La superficie del campamento ocuparía entre 22 y 25 ha, aunque la zona central propiamente campamental tendría una extensión de 5 ha. En ella se han descubierto y excavado los caminos empedrados correspondientes a la Vía Praetoria y a la Vía Principalis. Las sucesivas campañas arqueológicas han mostrado estructuras de tipo barracón en el área central, posibles plataformas para armamento, puertas en clavícula, estructuras tumuliformes, etc. Como materiales arqueológicos recuperados figuran diversas piezas metálicas de carácter militar.
Entre Molledo y San Vicente de León, se localiza un castro romano, sobre el que los recientes estudios opinan que fue ocupado por la Legión IV Macedónica. De lo cuál se deduce que el nombre de León proviene de legione, aunque posteriormente recibió el nombre de San Vicente de León.
Entre la localidad de Pedredo (Arenas de Iguña) y Cieza también se han encontrado restos arqueológicos, en este caso del denominado castro del Cueto del Agua, que ocupa una superficie de cuatro hectáreas. Se puede observar una muralla de bloques de piedra, con la técnica de “piedra seca”, es decir sin mortero ni argamasa que los una. Custodia una serie de estructuras tumulares. El castro está datado en la Edad del Hierro II.
LA CALZADA ROMANA PORTUS BLENDIUS
Su origen data de después de las guerras cántabras, que tuvieron su origen en el año 218 a.C. y terminaron en el año 19 a.C., cuando Octavio Augusto las concluye oficialmente, e incorpora así este territorio a la administración romana. En ese momento comienza un proceso de romanización de los cántabros, y se desarrolla el comercio de mercancías con otros lugares, lo que propicia el establecimiento de circuitos comerciales estables que utilizan las rutas marítimas y terrestres. La red viaria creada a partir de la conquista romana del territorio constituye un factor decisivo en su romanización.
No todas las calzadas eran de igual categoría: existían las terrenae -de tierra, muy comunes-, las glarea stratae -empedradas con guijarros o pequeño cantos rodados- o las silice stratae -de piedras de medio tamaño-. Pero la calzada ideal, que solo se construyó en la mejor época del Imperio, era la que llegaba a las grandes ciudades, en este caso Herrera de Pisuerga o Pisoraca y Suances o Portus Blendium.
El tramo más completo de los restos que hay en Cantabria es el trayecto entre Somaconcha (Ayto. de Pesquera) Mediaconcha (Ayto. de Molledo) y Pie de Concha (Ayto. de Bárcena), con una longitud de aproximadamente 5,5 km, en buen estado de conservación. El inicio de este tramo se encuentra a una altitud de 348 m en su punto inicial, en Pie de Concha; luego va ascendiendo hasta los 710 m. Su anchura media oscila entre los 3 y 4,10 m, con zonas puntuales que servían de descanso y detenciones.
A cada uno de sus lados existían canales para la recogida y conducción del agua. Además se señalizaba con mojones que indicaban distancias llamados miliarios, cuyo emplazamiento estaba en los márgenes de la calzada cerca de puntos destacables y cuyo nombre viene de la medida de longitud romana, la milla, siendo habitual una inscripción grabada sobre la roca.
En las proximidades del collado natural que une los valles de Iguña y Cieza, a escasos metros del pueblo de Pedredo, fue hallado en los años setenta un miliario romano correspondiente al emperador Aureliano que se encuentra en el Museo regional de Prehistoria y Arqueología de Santander, datado entre los años 270 y 275 d.C.
Existe otro tramo de calzada romana, este localizado dentro del término municipal de Cieza, que concretamente se conoce como Calzada del Monte Fresneda. Se trata de un tramo corto, de poco más de 2 km, que siempre ha sido utilizado como camino para comunicarse con el valle de Buelna. La calzada también pertenece a la vía que unía Herrera de Pisuerga con Suances; por lo tanto corresponde a la misma cuyos restos se hallan en Bárcena de Pie de Concha. Conserva dos sectores de empedrado: el primero, de unos 100 m -20 de ellos de encachado en perfecto estado y vestigios de drenajes y encachados aislados-; en el segundo, de unos 500 m, se ve enlosado original y fragmentos de estructuras pertenecientes a drenajes y contrafuertes. En la construcción utilizaron losas de arenisca de canteras locales y de tamaño regular, colocadas directamente sobre el suelo, excavado y cubierto por una capa de grava y arena. La anchura se ha visto reducida respecto a la original, hasta los 2,5 m de media. Está incluida, por la Resolución de 5 de septiembre de 2002, en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria, como Bien Inventariado.
Otro resto de calzada romana, actualmente muy deteriorado por las obras del trasvase doble de agua Ebro-Pas-Besaya, se encuentra en el valle de Anievas en el camino que transcurre entre la Espina del Gallego y el alto de El Portillón en el límite con el valle de Toranzo. Se trata de los restos de una antigua calzada que comunicaba con Santo Domingo de la Calzada (Burgos).
CAMINO REAL
En el año 1753 quedó abierto el llamado inicialmente Camino de las Lanas, que más tarde, por cuestiones económicas, pasaría a ser el Camino de las Harinas. Su construcción fue ordenada por el rey Fernando VI con la intención de crear una vía de exportación de la lana castellana, de Burgos a Santander, para evitar el puerto de Bilbao, que por razón de los fueros vigentes no tributaba impuestos a la Corona española. La principal dificultad radicaba en salvar el desnivel entre Reinosa y Santander. Pronto la carretera pasaría a manos del recién creado Real Consulado de Santander, que se vería obligado a acometer la reparación de los cuantiosos daños que las lluvias torrenciales produjeron en 1775 y lo dejaron intransitable.
Entre 1749 y 1753, el Camino Real fue tomando forma impulsado por los monarcas de la casa de Borbón y el Marqués de la Ensenada. Su trazado coincide con la actual N-611, salvo un tramo de casi 5 km que permanece original entre Bárcena de Pie de Concha y las proximidades de Ventorrillo de Pesquera.
NECRÓPOLIS DE MOLLEDO
Se trata de restos medievales que aparecieron durante las excavaciones, en 2003, de la autovía de la Meseta a su paso por Molledo. Es una necrópolis medieval que incluye doscientos once enterramientos datados entre los siglos VII y XII. También se han datado los restos de una pequeña ermita, posterior, quizá del siglo XVI. Además se han recuperado piezas de cerámica medieval, clavos y tres monedas, aunque de escaso valor, junto con algunos restos humanos, concretamente dientes en dos tumbas.
ROMÁNICO Y PATRIMONIO RELIGIOSO
Iglesia de San Andrés de Cotillo (Anievas)
Iglesia románica del siglo XII, que fue declarada Monumento Histórico-artístico el 15 de enero de 1982. Constituye el mayor tesoro artístico del municipio de Anievas.
Consta de una sola nave con un presbiterio muy distorsionado y un ábside semicircular. En la espadaña, que se alza sobre el hastial occidental, se percibe que hubo otra en el mismo sitio, más antigua, sobre la que se construyeron unos muros para elevar más la techumbre de la iglesia. Esto explica la línea de los canecillos en los laterales de la espadaña, que testimonian la altura primitiva de la cornisa y que aún tienen figuras humanas. Aparte de esto, el pleno estilo románico se vio alterado por añadidos y capillas en el muro norte y un pórtico en el meridional. Lo más antiguo son los canecillos citados, de hacia mediados del siglo XII; el resto de estilo románico habría que datarlo de finales del XII incluso después.
Destaca la puerta del Oeste, apuntada y doblada, con gran espesor. Junto a ella hay una hornacina con jambas talladas de figurillas que contiene la imagen de san Cristóbal portando en hombros al Niño. Sobre esta fachada se levanta la espadaña, de dos pisos de troneras en arcos de medio punto. Destaca también la puerta del Sur, apuntada y doblada, y con un cimacio continuo con figuras de época posterior, quizá del siglo XIV.
En su interior merece especial mención el retablo mayor, de mediados del siglo XVI, y el Cristo moderno de gran tamaño situado en el retablo de la epístola.
Iglesia de San Jorge o Partenón (Arenas de Iguña)
Fue construida por orden de los Duques de Santo Mauro en el 1890, sobre el emplazamiento de una ermita medieval y donada por los duques al pueblo de Las Fraguas.
Se trata de una capilla-panteón de estilo neoclásico, uno de los pocos templos en Cantabria que imita a un templo romano, de planta rectangular y con cuarenta columnas de orden corintio que rodean todo el edificio.
Ermita de San Román de Moroso (Arenas de Iguña)
Es una pequeña ermita que formó parte de un conjunto monasterial más amplio. Está formada por dos cuerpos cúbicos: la nave y la cabecera, esta más pequeña y precedida por un pronunciado arco de herradura, y con una pequeña ventana decorada solo al exterior. La entrada se localiza en un lateral, y consiste en un sencillo pero pronunciado arco de herradura. Al exterior hay que destacar los magníficos modillones que soportan el saledizo de la cubierta, de gran tamaño, formados por rollos decorados con rosetas en ambas caras.
Sobre el ábside se levanta una pequeña espadaña de doble tronera en arco de medio punto, añadida probablemente en el siglo XVIII. Está construida con sillares perfectamente escuadrados, mucho más grandes los de las esquinas, para reforzarlas. Los muros tienen un grosor de entre 60 y 70 cm.
A partir de 1980 se llevaron a cabo trabajos de restauración lo que permitió localizar y excavar en su entorno una necrópolis alto medieval con tumbas de lajas y enterramientos en sarcófagos.
Iglesia de San Juan de Raicedo (Arenas de Iguña)
Se trata de los restos de un antiguo monasterio de la orden de Malta (San Juan de Jerusalén). Construida en el primer tercio del siglo XII, posiblemente trabajaron algunos maestros de los que labraron las esculturas de Cervatos (Campoo de Enmedio). Es una iglesia de una sola nave, con presbiterio y ábside, que se conserva casi íntegra, salvo la espadaña que ha sido modificada posteriormente. Bordean la puerta dos columnas con sus capiteles: el izquierdo con águila explayada; el derecho con animales afrontados. El ábside lleva una ventana con capiteles, muy desgastados, y toda la iglesia, una cornisa sobre canecillos humanos, de rollos, aves, músicos…
Iglesia de San Cosme y San Damián (Bárcena de Pie de Concha)
Iglesia románica del siglo XII, localizada en Bárcena de Pie de Concha. Su estructura es característica del románico rural, con una sola nave y ábside semicircular. Conserva una secuencia de variados canecillos que sostienen la cornisa. El interior, bastante reformado, mantiene el arco triunfal románico apoyado en capiteles muy bien tallados de leones afrontados y bolas con caperuza. Posee algunos añadidos posteriores que enmascaran el alzado primitivo. Contiene una bella imagen de la Virgen con Niño, de estilo gótico, que data del siglo XIII, así como una interesante pila de agua bendita.
Ermita de Nuestra Señora de la Consolación (Bárcena de Pie de Concha)
Es uno de los templos más recientes, datado en el siglo XVII y reconstruido en 1968. Su estructura es rectangular y los muros, de sillarejo, y está cubierta a dos aguas. Actualmente presenta un profundo pórtico formado por el avance de los hastiales. Posteriormente y transversalmente a la primitiva ermita, se amplió una nave en la fachada lateral hacia el sur.
La singularidad de este templo viene dada por la imagen de la Virgen de Consolación, una excelente y excepcional Virgen con Niño que data del siglo XVI, de tipo “abridera”, con escenas de la Pasión en su interior. De esta ermita procede la Virgen gótica sedente con el Niño, del tipo theotokos, que se supone correspondiente a la segunda mitad del siglo XV. Fue restaurada recientemente en el taller diocesano de Santillana del Mar.
Iglesia de San Tirso (Cieza)
Es una iglesia del siglo XVII, ubicada junto a la carretera en el núcleo de Villayuso. Presenta un amplio pórtico en el lado sur, en el que se abre un arco de medio punto, en línea con la sacristía, abierta en la cabecera. El muro norte conserva restos de canecillos a media altura, lo que refleja la posible existencia de un edificio anterior al que se le recrecieron los muros en época moderna. El interior muestra un arco triunfal de medio punto sobre sencillas pilastras toscanas, una cubierta de madera a dos aguas y un coro alto a los pies.
Dispone de un ábside cuadrado reformado, con contrafuertes en los ángulos y cubierta a cuatro aguas, y una portada de acceso al templo en piedra de sillería con arco de medio punto enmarcado por un alfiz de tradición gótica, con bolas y flores. En este mismo pueblo, a la orilla derecha de la calzada que asciende a Villasuso, se encuentra también la ermita del Carmen, que consta de una sola nave y ábside rectangular abovedado. En su interior se puede admirar un retablo popular de mediados del siglo XVII.
Ermita de San Lorenzo de Pujayo (Molledo)
Es una pequeña ermita del siglo XII de una sola nave con ábside semicircular muy desarrollado con respecto a esta. Anteriormente estaba levantada en el camino que iba de Bárcena de Pie de Concha a Pujayo, según el testimonio de Amos de Escalante en su libro Costas y Montañas, y después se reedificó y ubicó en Molledo, en una finca particular junto a la carretera. Está realizada en su totalidad en piedra de mampostería con sillería en los esquinales y contorno de los vanos.
La puerta de ingreso se sitúa en el muro del hastial, cobijada por un pequeño tejadillo con cornisa, el cual presenta seis canecillos decorados. El arco de entrada es de medio punto, con arquivolta prismática sin decorar, la cual se apoya en sendos capiteles iconográficos. Sobre la puerta se sitúa un pequeño óculo, probablemente abierto en la reconstrucción de la ermita, y rematando este muro del hastial se hay una pequeña espadaña de una sola tronera.
En el muro sur destaca una ventana de arco de medio punto, con capiteles historiados y fustes monolíticos, semejantes a los de la portada. Lleva este muro de la cornisa diez canecillos con decoración geométrica y de caveto. El interior de la iglesia es bastante sencillo: una nave con ábside semicircular cubierta con bóveda de horno. El arco triunfal de medio punto apoya en capiteles decorados con águilas de alas abiertas y leones afrontados, que presentan un aspecto muy tosco que pudiera establecer relación con las líneas de las tallas de Silió y Cervatos.
Iglesia de San Martín de Quevedo (Molledo)
Cronológicamente su construcción se data a finales del siglo XII. Presenta una planta de una sola nave, con presbiterio y ábside semicircular. La nave es la parte que más reformas ha sufrido debido a la colocación en el siglo XVIII de varias capillas en el muro sur, por lo que se ha alargado el muro norte.
Destaca la sillería del ábside y del presbiterio, que se remata por una cornisa prismática, sostenida por canecillos decorados. En algunos canecillos se observan las influencias de la colegiata de Cervatos, con decoración muy tradicional. En el interior, arco triunfal y ábside, que se encuentra cubierto con una bóveda de cascarón de arco de medio punto. El arco triunfal, también de medio punto, está doblado y apoya sobre cimacios decorados. Los capiteles, muy bien conservados, representan: el de la izquierda, cabezas masculinas de largas barbas y talla muy plana, sobre altas bolas con caperuza; y el de la derecha, aves afrontadas y en lo alto volutas. Los cimacios tienen los extremos curvados hacia dentro.
Cuenta con una pila bautismal románica sencilla. En la capilla de los Bustamante se conserva un precioso retablo fechado en 1750. Es reseñable también el busto de Cristo que se encuentra sobre una peana a la entrada de esta capilla, y la imagen de la Virgen, una copia de la original de estilo gótico, que fue vendida.
Iglesia parroquial San Facundo y San Primitivo (Molledo)
En Silió existió un monasterio en honor de San Facundo, datado a mediados del siglo XI, con lo cual es para algunos autores una iglesia de importancia capital ya que une dos épocas del románico. Lo más antiguo, puro e inmodificado, está en los capiteles del arco triunfal, que se apartan del románico más extendido, para posteriormente en el siglo XII construirse una nueva iglesia identificada por el ábside con canecillos de rollos y cavetos superpuestos.
Tiene planta de una sola nave y, aunque ha sufrido algunas modificaciones, conserva su puerta primitiva en el lienzo meridional, de estructura románica, anticipada del muro. Lo más interesante y conservado exteriormente es el ábside, que se encuentra dividido en tres tramos por finas columnas que enmarcan tres ventanas. Presenta una hilera de canecillos en el alero de gran belleza y calidad escultórica. Del interior sobresalen las nueve arcadas ciegas, de medio punto, con guardapolvos de billetes, en el ábside y el presbiterio, y sustentadas en interesantes capiteles iconográficos.
Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1970 y su estilo es comparado con las iglesias de Cervatos, Bárcena de Pie de Concha o la ermita de San Lorenzo de Pujayo ubicada en Molledo.
Iglesia de Santa Leocadia (Molledo)
La huella artística más antigua, junto con Moroso, se encuentra en el pueblo de Helguera. Santa Leocadia es una pequeña iglesia de estilo prerrománico, del siglo X, formada por una nave rectangular estrecha y una cabecera también rectangular -lo único original que se conserva-, con bóveda de cañón y precedida por un arco de herradura. Es más baja que la nave, que alberga un retablo del siglo XVII. Los modillones del exterior son similares a los de San Román de Moroso, pero apenas sin decoración. La puerta, en el lateral occidental, es adintelada y está enmarcada por sillares, al igual que la estrecha ventana que se abre sobre ella.
ARQUITECTURA CIVIL NOBLE
Casa solariega y portalada (Anievas)
Se haya en el pueblo de Villasuso. Se trata de una vivienda de dos plantas, en la inferior de las cuales se encuentra un amplio zaguán al que se accede por dos grandes arcadas en esquina. Destaca en la fachada principal una solana entre cortavientos orientada al Sur. En la lateral, y sobre la arcada, se sitúa un balcón volado de hierro sobre ménsulas de piedra, cuya puerta muestra en su dintel un escudo que no lleva timbre ni adorno alguno y con el campo cuartelado, que pudiera corresponder a las armas de la familia Núñez.
Es una construcción realizada con muros de carga de sillería y estructura inferior de puertas y vigas de madera. La portalada situada sobre el cerramiento de la finca presenta un solo cuerpo y está realizada en piedra de sillería. Contiene un gran arco de medio punto entre pilastras rehundidas y sobre su clave, un escudo con armas sin identificar, que se dispone sobre cartela de rollos y con el campo partido y dividido en varios cuarteles. La portada está rematada por una cornisa decorada con pirámides y bolas herrerianas y una cruz de piedra en el centro coronando el escudo.
Existe otra puerta secundaria, de estructura adintelada en uno de los tramos laterales.
Portalada de Mesones (Arenas de Iguña)
Inventariada en 2002, se sabe que pertenece al siglo XVII. El cuerpo central de la portalada consta de dos pisos separados por un entablamento y un remate con cruz y bolas herrerianas. Toda la portalada está construida con piedra de sillería de buena factura. En el piso inferior se abre un arco de medio punto flanqueado por estrechas pilastras lisas; en superior o ático aparece un escudo sin timbre y con una leyenda prácticamente borrada. En el campo del escudo aparecen los siguientes elementos: banda de dragantes; en la parte superior de la banda, cruz de Calatrava y Alcántara y castillo con cruz de Malta sobre la torre del homenaje; en la parte inferior, otra cruz hordesisada, cruz de Santiago y castillo. Adosado al cuerpo central descrito aparece otro cuerpo con puerta de ingreso de arco de medio punto y cubo cilíndrico de flanqueo.
Palacio de los Hornillos (Arenas de Iguña)
El conjunto se construyó entre 1897 y 1904 en una finca de Las Fraguas para Mariano Fernández de Hernestrosa, Duque del Santo Mauro, mayordomo mayor del rey y más tarde alcalde Madrid. Fue declarado Bien de Interés Cultural en el 2003. El diseño, del arquitecto inglés Ralph Selden Wornam, influyó en el más tardío Palacio de la Magdalena, obra de D. Javier Riancho, arquitecto montañés. Es un claro ejemplo de arquitectura pintoresquista decimonónica.
Es el antiguo palacio del Duque de Santo Mauro, descendiente de los Marqueses de Cilleruelo, y nacido en este valle. El excelentísimo Duque de Santo Mauro, D. Mariano Fernández Hernestrosa y Mioño, hizo edificar este palacio majestuoso que se encuentra en la zona más alta de una finca vallada, junto a uno de los estanques artificiales, y comunicado por una escalinata con otro. Se compone de varios cuerpos, con tejados de grandes pendientes, en los que se traslucen las funciones a las que se destinaban mediante el uso de materiales distintos: mampostería y sillería, en la vivienda principal; ladrillo y entramados de madera, en las cocinas y los establos. Ambas zonas se diferencian también porque los cuerpos están separados. Posee una torre levemente destacada y una arcada de cinco vanos. Fue residencia de Alfonso XIII hasta la construcción del Palacio de la Magdalena.
Casa de Adriano García Lomas (Arenas de Iguña)
Casona montañesa del siglo XIX. Tiene una planta de unos 300 m2, más los 1.300 m2 del jardín. Al exterior pueden apreciarse dos pisos, en el segundo de los cuales destaca un gran mirador. En el interior hay que mencionar la importancia del mobiliario de época, que se conserva prácticamente intacto. En la actualidad es una casa rural, La Casona de los Lomas, que está regentada por la sobrina de D. Adriano García Lomas.
Casa Torre Núñez de Bustamante (Arenas de Iguña)
Se haya en pleno pueblo de Arenas, pegada la carretera. Data del siglo XV y mantiene los típicos elementos de las construcciones de esa época. Es de planta cuadrada, con paredes fuertes y defensivas, y pocos y pequeños vanos. La única puerta está en la fachada interior y por tanto no es visible desde la calle, dado que el conjunto se cierra hacia un patio encachado cerrado por una gran portalada. El escudo de armas refleja su historia.
Casona neotradicional (Bárcena de Pie de Concha)
Fue construida en 1940 por el arquitecto Elías Ortiz de la Torre. Se accede a ella por una portalada de tres cuerpos realizada en piedra de sillería. La calle central presenta, entre pilastras rehundidas, un gran arco de medio punto adornado con florones. El frontal de esta fachada contiene un escudo timbrado por un yelmo con lambrequines, con el campo cuartelado y con las ramas de la familia Ortiz de la Torre.
Los cuerpos laterales del edificio se rematan con cornisa, sobre la que se dispone una decoración de pináculos y bolas herrerianas. Tiene planta rectangular, con tres alturas y un volumen de dos alturas adosado a la fachada oeste. En este piso se encuentra el pórtico de acceso en arco de medio punto y en el piso superior se dispone de una solana cortavientos. El otro cuerpo de la vivienda presenta variados tipos de vanos, entre los que destacan las tres ventanas de arco de medio punto alineadas que se disponen en la planta superior de la fachada meridional.
En la fachada occidental y meridional se encuentran dos balcones volados sobre peanas de piedra y barandillas de hierro forjado. Todos los vanos y las puertas de acceso al balcón llevan decoración de molduras tradicionales. En el ángulo que da al Suroeste hay un escudo timbrado por un yelmo y con lambrequines, que presenta en su campo una estrella de ocho radios picada; corresponde esta pieza armera también a la familia Ortiz de la Torre.
Casona de Collantes (Bárcena de Pie de Concha)
Es una casona moderna de estilo montañés de comienzos del siglo XX. Fue proyectada por el arquitecto Javier González Riancho y edificada por Celedonio Ruiz.
Presenta una planta irregular de dos alturas con diversos volúmenes, en fábrica de sillarejo con sillería en los esquinales. La planta baja contiene un zaguán con doble arcada que cobija la puerta de acceso a la vivienda, sencilla y adintelada. En el piso superior se dispone un cuidado mirador de madera. En la fachada oriental existe un volumen en forma de torre con tres alturas y cubierta a cuatro aguas que se remata con pináculos. En la fachada meridional nos encontramos el gran soportal como elemento dominante de acceso al cuerpo horizontal del edificio, sobre el cual se sitúa una amplia solana entre cortavientos, que coronan con pináculos. La planta inferior tiene un soportal adintelado con columnas y zapatas, con lateral de medio punto.
En los cortavientos de esta fachada orientada al Sur se disponen dos escudos timbrados por un yelmo y con labrequines, de campo partido: uno con las armas de la familia Ruiz y el otro con las armas de las Cuevas. Las ventanas de este edificio, en su mayoría, llevan arcos conopiales con molduras de tradición gótica en el dintel.
Rollo o picota (Bárcena de Pie de Concha)
Es del siglo XVII y se haya en el pueblo de Bárcena de Pie de Concha. Se trata de una columna de piedra exenta protegida por una verja con cadenas. Consta de un basamento de cuatro escalones concéntricos, sobre los que se alza una columna con basa, fuste de ocho tambores, un original capitel del que surgen cuatro cabezas de donceles y, rematando el conjunto, una cruz latina.
Palacio de Díaz de Quijano (Cieza)
Está ubicado en el pueblo de Villayuso. Se trata de un palacio formado por dos edificios bien diferenciados. El más noble constituye la vivienda de los propietarios, que muestra en la fachada principal un zaguán abierto y blasonado. En la planta superior se dibuja una solana con balaustrada de madera, y en el hastial, un balcón con el escudo familiar.
Casa de Ortiz (Cieza)
Es una casa del siglo XVII, ubicada en Collado de Cieza, próxima a la iglesia. Se trata de una casona solariega de estructura rectangular, dos alturas y cubierta a dos aguas, con la cumbre ochavada en sus extremos. Presenta un escudo de la familia en la solana y dispone de un zaguán precedido por un arco de medio punto.
Casona de los Tiros (Molledo)
Está situada al final del pueblo, casi aislada, en medio de una gran finca. Es una construcción típica del barroco montañés del siglo XVII, restaurada entre 1906 y 1918 por Leonardo Rucabado. Presenta una planta cuadrada con cubierta a cuatro aguas y fachada principal orientada al Este. En la planta baja, en la fachada principal, tiene un zaguán con pie derecho de madera que abarca la mitad del muro; el resto está cerrado por un cuerpo con ventana.
Cuenta la historia que aquí se hospedó el rey Carlos V en el año 1522, cuando se dirigía a Palencia. Y el nombre de la casa lo recibe porque fue el mismo Carlos V quien le regaló los cañones en muestra de agradecimiento por pernoctar una noche en ella.
Es un edificio de planta cuadrada con cubierta a cuatro aguas y fachada principal orientada al Este. Al fondo del zaguán, se abre, en arco apuntado, la puerta de acceso a la vivienda, enmarcada por grandes sillares. En la planta baja, se encuentra la puerta de acceso a la vivienda, de arco apuntado y enmarcada por grandes sillares. En la planta superior se extiende una solana con cinco tramos entre los cortavientos, con sencilla decoración sogueada en sus aristas. Por encima de los cortavientos, se han incrustado sendos cañones. En el muro sur se observa otra puerta en arco apuntado y, sobre ella, un balcón de madera volado, que en gran parte ha sido transformado en mirador. Junto al dintel de este balcón hay también cañones.
Portalada Barroca (Molledo)
Se construyó en el siglo XVII. La portada daba acceso a una antigua casona solariega ya desaparecida y, en la actualidad, lo hace al campo de fútbol de Molledo. Está formada por una amplia puerta en arco de medio punto decorada con molduras, en cuya clave hay un escudete timbrado por un diminuto yelmo, del que salen cuatro grandes plumas y que presenta las armas de García Lomas.
Posee sendos cañones en las enjutas y pilastras flanqueando la puerta. Se remata la portada con un entablamento horizontal compuesto por un friso y una alta cornisa. A ambos lados de la portada se observan restos de los cubos semicirculares de la cerca que rodearía la finca solariega.
Chalet Los Picos (Molledo)
Pertenece a las primeras décadas del siglo XX. De estilo inglés, consta de un núcleo cuadrado de dos alturas, en cuya fachada sur se encuentra la puerta principal, que está resguardada por un soportal en cuya parte superior tiene una terraza que da acceso al salón. En la fachada oriental se proyecta hacia delante un volumen en forma de torre de tres alturas, con cubierta a dos aguas, que sobresale del plano de la entrada.
Torre de Quevedo (Molledo)
Es de finales del siglo XV. Presenta una planta rectangular y tres alturas. Posee dos puertas de acceso: una situada en el muro occidental, adintelada y con escalera exterior apoyada en el muro; y otra de acceso directo en el propio muro oriental, con arco ligeramente apuntado.
Los vanos del piso intermedio tienen arco rebajado y están enmarcados con alféizares y decoración de besantes. Los de la fachada principal van decorados con una flor de lis en cada esquina en la parte superior. La ventana de la fachada meridional posee un escudete con una jarra de azucenas, símbolo de la Virgen. Sobre un pilar junto a la torre aparece un escudo a modo de rollo de armas, con una inscripción que reza:<<DIEGO DE QUEVEDO>>. El campo presenta tres flores de lis y una bandera con una cruz junto a una caldera. Al parecer, este escudo se encontraba en la puerta del patio de una casa que se hallaba adosada a dicha torre.
Casa y Torre de Obregón (Molledo)
Ubicada en Silió, fue construida en el siglo XVIII. Es de planta cuadrada, con dos alturas y cubierta a dos aguas. En el muro meridional está la puerta de acceso, en arco de medio punto rebajado, a la que se llega por una escalera exterior de piedra. En lo alto de uno de los esquinales se observa una pieza armera, timbrada por un yelmo sencillo sobre cartela de rollos y con el campo cuartelado; corresponde a las armas de la familia Obregón.
En la fachada occidental, y algo retirado con respecto a la torre, se ha añadido un cuerpo alargado entre cortavientos. Presenta dos alturas con soportal de pies derechos y zapatas de madera.
Casa de Tagle (Molledo)
Construida a comienzos del siglo XVII, está ubicada en el pueblo de Silió. Tiene planta rectangular con dos alturas y cubierta a dos aguas. En la fachada principal, en la parte inferior, que ha sido muy reformada, observamos dos puertas de ingreso: la de la derecha lleva arco de medio punto con grandes dovelas radiales de piedra de sillería y la de la izquierda es una puerta adintelada bordeada también de sillares.
En el piso superior se abren cuatro ventanas, pero solo las dos de la izquierda parecen originales. Tienen el alféizar decorado con molduras y flores de seis pétalos, además de un sol labrado en un dintel. En esta misma planta se observa un escudo, timbrado por un yelmo que sostiene con un brazo una bandera. Lleva el campo cuartelado y con escusón. Representan las armas de la familia Tagle. Al lado de esta pieza armera, en un sillar, hay una inscripción que refleja la fecha 1662.
Esta casa fue reedificada por Ramón Gómez en el año 1873. Se encuentra en muy buen estado de conservación.
Casona de Obregón (Molledo)
Está situada en Santa Cruz y pertenece al siglo XVII. Es un edificio de grandes dimensiones, con planta rectangular, dos alturas y altillo, con cubierta a dos aguas y vertientes hacia los lados menores.
La fachada principal ha sido transformada en mirador. Toda la construcción está realizada en piedra de sillería y conserva una puerta en arco de medio punto y algunas ventanas cuadradas originales, entre las que destacan las dos del piso superior, que se enmarcan con alféizar de tradición plateresca.
Los dos balcones volados responden a obras posteriores, aunque el mayor es posible que sustituya a uno anterior. Sobre el dintel de una ventana aparece un escudo con un ligero adorno de rollos, en cuyo sencillo campo se percibe una cruz latina, dos estrellas y tres lises, correspondiente a las armas de la familia Obregón. Aparece también junto a esta pieza armera la fecha 1725, que posiblemente responda a una reforma, ya que su origen data del siglo anterior.
Portalada del solar de los Terán (Molledo)
Fue construida a mediados del siglo XVII en el pueblo de Santa Cruz. La puerta se conforma en arco de medio punto, en cuya clave lleva una figura alegórica de carácter humano, con los brazos extendidos, envuelta por dos filas de pétalos vegetales, y sobre ella aparece una gárgola en forma de cañón. En el frontal hay un gran escudo de labra muy barroca, timbrado por un yelmo y adorno de trasgos y lambrequines, y que lleva dos leones por soportes y una cruz de Calatrava acolada. Corresponde a las armas de Terán y Obregón.
Casona de Rebolledo y Quijano (Molledo)
Es del siglo XVIII y está ubicada en Santa Cruz. Se trata de una edificación -que actualmente sirve de establo- de dos alturas, en cuyo muro principal, de mampostería, se abre una sencilla puerta, cuyo dintel, labrado en relieve, va decorado con diversos motivos vegetales que forman espirales y flores de cuatro pétalos.
Sobre la puerta se aprecia un escudo con las armas de Calderón y Aguayo. El elemento más relevante de este conjunto es la puerta situada junto a la carretera, en el edificio meridional. La vivienda ha sido muy reformada y ha perdido su fisonomía antigua, pero esta puerta lleva una original decoración labrada en relieve con casetones en la jamba y diversos elementos vegetales figurados y heráldicos en el dintel.
Casona de Torres Quevedo (Molledo)
Pertenece al siglo XIX y se localiza en Santa Cruz. Se trata de la casa del gran científico montañés. Es un monumental edificio de planta básicamente cuadrada, con tres alturas y cubierta a dos aguas.
La fachada principal da a un jardín interior. La que se abre hacia la calzada ofrece un escudo, emblema heráldico timbrado por un pequeño yelmo y con el campo partido en dos zonas correspondientes a las armas de Obregón y Bustamante respectivamente. Junto al escudo se encuentra también un gran medallón de bronce que recuerda al insigne ingeniero.
Cerca del edificio se elevan otros dos monumentos conmemorativos: un rollo heráldico y una escultura en bronce del eximio cántabro.
Torre-fortaleza (Molledo)
Se construyó en el siglo XV y está ubicada en Cobejo. Es una torre militar gótica, de características similares a las de Quijas, Cos, Lloredo y Villapresente. Esta construcción conserva aún los restos de sus cuatro muros, que configuran una planta cuadrangular de las siguientes dimensiones: 12,5 m por 15 m, con muros de 3,20 m. de ancho. No existen restos de ninguna ventana, y en su origen carecía de puerta, ya que el vano que hace las veces de puerta en el muro oeste ha sido abierto recientemente. En el interior se observa un hueco excavado en la roca, que posiblemente corresponde a un acceso subterráneo.
ARQUITECTURA POPULAR Y ETNOGRÁFICA
Conjuntos arquitectónicos de interés
Bostronizo
Pueblo de afamados canteros, en él se pueden contemplar magníficos ejemplos en la sillería de muchas de sus casas. Además de la típica casa montañesa, es muy interesante una tipología peculiar, caracterizada por su profundidad más que por su anchura, lo que se aprecia especialmente cuando se observa el lienzo lateral. Los muros están realizados en “piedra seca” y el tono de las casas va del ocre oscuro al dorado, lo que les da un atractivo especial.
Barriopalacio
Se accede a él por la carretera que comunica Iguña con el valle de Toranzo. Debe su nombre a la existencia de un palacio del que apenas queda algún resto de muro. Dicho palacio posteriormente fue convertido en venta, que aprovechaba su buena ubicación en el camino que unía Castillo Pedroso con Fraguas, y de ahí a la Meseta.
Se pueden contemplar tanto magníficos ejemplares de la típica casa montañesa, de piedra y con sus solanas de madera, muy cuidadas, como alguna casa de indianos, con el empaque propio de estas construcciones. Por otra parte la estructura del pueblo es muy peculiar, pues las casas forman pequeñas agrupaciones que crean una serie de plazuelas, a modo de pequeños barrios.
Pujayo
Este pueblo pertenece al municipio de Bárcena de Pie de Concha. Destaca su plaza central, por la conservación de las casas que la rodean, de estilo montañés, con sus balcones de madera y su piedra tallada.
Caserío redondo (Molledo)
Esta construcción está localizada a las afueras del pueblo de San Martín de Quevedo, en las faldas de Pico Jano. Su planta, a excepción del anexo destinado a vivienda, es circular, singularidad que se acrecienta por la disposición de las paredes maestras: a modo de anillos concéntricos. Los muros tienen numerosos vanos: tanto puertas como ventanas, con los dinteles y jambas de bloques de sillería cuidadosamente labrados. Por sus características arquitectónicas, este caserío puede datar del siglo XIX.
Este inmueble fue incluido en 2002 en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria, como Bien inventariado. Es de propiedad privada y actualmente se encuentra sin uso y en riesgo de ruina.
Molinos de ribera
En los valles que forman el Alto Besaya, debido a su configuración geográfica se localizaban varios molinos. Restos de algunos se conservan en Helguera, Silió, Palacio, Santa Cruz o Anievas (varios). En otros casos se mantienen en perfecto estado como el de Pie de Concha, Arenas o, parcialmente, el de Caicedo. Son molinos que ocuparon lugares señalados al lado de los ríos y riachuelos, y que permitieron a los campesinos conseguir la energía necesaria para moler sus cereales, principalmente maíz ya que el trigo era menos frecuente.
Normalmente de planta rectangular, sin más huecos que la puerta de acceso y algunas veces alguna pequeña ventana, constan de dos alturas sin comunicación entre sí: el piso inferior, donde van alojados los rodeznos, con una abertura en forma de arco por donde se le da salida al agua; y el superior o sala de moler, donde van alojados los mecanismos de trituración.
Ferrerías y siderurgia
La primera ferrería de la que se tiene constancia documental en el valle de Iguña es la de Helguera (Molledo), que fue construida en 1650 por D. Diego de Quevedo y Hoyos. Surge, al igual que otras muchas ferrerías que se instalaron en los alrededores, en un contexto de incremento de la demanda de hierro, lo que supuso un aumento de la capacidad productiva.
A mediados del siglo XVIII se produce el despegue de las ferrerías, debido a una serie de circunstancias favorables para Cantabria que se unieron a otras de carácter nacional. Entre todas ellas hay que mencionar: la demanda de hierro para la reconstrucción de la flota llevada a cabo por Ensenada; el aumento del número de herreros en la región, que en su mayor parte ejercían este oficio como actividad complementaria de su actividad agraria; el crecimiento de la demanda de las fábricas de Liérganes y la Cavada; el desarrollo urbano de Santander, como consecuencia de una serie de factores favorables para Cantabria, como la apertura del Camino de Castilla por Reinosa (1753), la habilitación del puerto de Santander (1765) y la erección del Real Consulado de Santander (1785).
Hoy en día solo quedan los restos de la de Helguera, que en un pasado fue una longeva ferrería, con una producción nada despreciable. A parte de ella, hay noticias de otras en el valle de Iguña, como la de San Martín de Quevedo o la de Silió (que no se sabe si se llegó a levantar o se quedó solo en proyecto). Sin embargo de estas apenas existe información.
Hórreo montañés
Teniendo en cuenta que toda la región norte de la Península es sumamente húmeda, con frondosa vegetación y vientos constantes, es fácil comprender la necesidad de construir graneros que aislasen las cosechas, tanto del agua -y que permitieran la circulación del aire para que el grano se secara-, como de la voracidad de insectos, alimañas y roedores.
Ya no quedan hórreos originales en la zona, aunque sí pueden verse restos de su antigua ubicación en Villasuso, en Barriopalacio, donde convivieron cuatro, o en Arenas de Iguña. Recientemente se ha realizado una reproducción en el pueblo de Cotillo, en la finca de una posada rural junto a la iglesia de San Andrés.
Algunos investigadores incluso han denominado esta tipología de hórreo como “hórreo montañés” u “hórreo de Anievas”. Eran de planta rectangular y cubierta a dos aguas. Normalmente eran más pequeños que los asturianos; es decir, una especie de mezcla entre el gallego y el asturiano, ya que eran de madera, normalmente de roble, y piedra -para las bases de los cuatro pilares donde se apoyaba la estructura de la edificación, con una pequeña losa donde los roedores no podían ascender más-. En Liébana queda algún hórreo en pie con las mismas características. Estos ejemplares tienen mucho interés porque son el eslabón que enlaza los hórreos occidentales con los vasco-navarros.
ETNOINDUSTRIA Y LEONARDO TORRES QUEVEDO
Leonardo Torres Quevedo (Molledo)
Ingeniero español más universal y figura cumbre de la ciencia y tecnología cántabras. Nació en Santa Cruz de Iguña (Molledo) el 28 de diciembre de 1852 y murió en Madrid el 18 de diciembre de 1936. Concluyó sus estudios de Bachillerato en Bilbao, y en 1871 se matriculó en la Escuela Oficial del Cuerpo de Ingenieros de Caminos de Madrid. Finalizó sus estudios en 1876. Ejerció brevemente la profesión, que dejó aparcada para viajar por Europa, donde se impregnó del progreso científico y de los nuevos adelantos de la técnica en una época en que comenzaban las aplicaciones de la electricidad. En 1893, a los 41 años, presenta su primer trabajo científico y comienza para él un periodo de frenética actividad. En 1907 construye el primer transbordador apto para el transporte humano, pero el más famoso es el que instala sobre las Cataratas del Niágara, que fue inaugurado en 1916 y todavía hoy en día sigue en funcionamiento. Las máquinas algebraicas, el mando a distancia, los dirigibles y el primer aparato de radio-control del mundo o el “telekino”, son algunas de sus creaciones.
Torres Quevedo está considerado no solo como uno de los precursores de la Informática, sino también de la Cibernética, gracias a la publicación de su obra Ensayos sobre automática. Su definición. Extensión teórica de sus aplicaciones (1913).
Este gran investigador murió en plena Guerra Civil española, sin haber abandonado nunca sus investigaciones, que, en los últimos años, se desarrollaron en el Laboratorio de Automática, creado para él. Comparte con Santiago Ramón y Cajal la cima de la sabiduría científica y tecnológica española.
ETNOINDUSTRIA
Fábricas de harina
Sin que desaparecieran todos los molinos y ferrerías tradicionales, desde finales del siglo XVIII, comienzan a surgir diversos establecimientos fabriles que aprovechaban la fuerza de los saltos de agua, así como los conocimientos de los habitantes de la comarca. Esto facilitó el comienzo del desarrollo de pequeñas fábricas de harina, de las que hoy es posible ver innumerables restos.
Además de la producción de harina, algunas se especializaron en otros productos como El Rescaño, cuyos restos se encuentran en Santa Olalla, a la altura de Puente del Rey; era una fábrica de piensos, fruto de la ampliación de un antiguo molino. La mayoría de estas fábricas exigían la preparación de presas y cauces artificiales que, mediante compuertas, tomaban el agua directamente del río y no de riachuelos. Los materiales utilizados eran: la piedra de sillería, las vigas de madera y el metal de fundición para las compuertas, ejes y ruedas.
Más adelante fue frecuente que, una vez cerradas las fábricas de harinas, sus edificios fueran reutilizados por otras fábricas. Este es el caso de la de Villegas, en Bárcena de Pie de Concha, que pasó a ser utilizada por la Electra de Riesgo; o la Inesuca, en la Serna, que fue usada por una eléctrica; o la Cobrera, en Santa Cruz de Iguña, que fue aprovechada posteriormente como aserradero; o la de Portolín, que sirvió desde comienzos del novecientos para una de las aventuras textiles más interesantes de la historia industrial regional.
Minería, construcción
La abundancia de piedra de yeso, que debía ser molida para su elaboración, hizo que se instalasen junto al río algunos edificios de transformación que se aprovechaban de la fuerza motriz del agua, además de su disponibilidad directa.
En La Serna de Iguña están los restos de una antigua mina cuya materia prima ha sido utilizada hasta fechas recientes. Junto a ella, y en la misma orilla del río, desarrollaba su labor una empresa familiar llamada La Tahona, dedicada a la elaboración y distribución de material de construcción. Sus antecedentes fueron tanto la fabricación de tejas y ladrillos como la molienda de yeso, y aún se pueden observar en sus dependencias las antiguas piedras utilizadas.
Industria maderera
En el término de Santa Cruz de Iguña hay un lugar, ocupado hasta comienzos de los años setenta del siglo pasado por una empresa dedicada a la carpintería, denominada Besaya S.A., que los vecinos conocen como “La Cobrera”. Nadie recuerda a qué se refiere este nombre, pero pudiera ser que la primera ocupación del lugar fuera un lavadero de cobre.
Industria química
El Besaya también posee una de las primeras fábricas españolas de obtención de sosa cáustica por procedimientos electrolíticos, ubicada en Bárcena de Pie de Concha y adquirida por la Electra de Besaya con el propósito de abastecer de energía eléctrica a la ciudad de Santander. Dado el elevado consumo de energía eléctrica de dicha urbe, la Sociedad Ibérica de Electricidad Thomson-Houston, norteamericana y poseedora de una parte muy sustancial del capital de la Electra del Besaya, decide ubicar in situ una planta de obtención de sosa cáustica y cloruro de cal. Sin embargo, la fábrica se vio obligada a paralizar sus trabajos, como consecuencia de la inauguración de la fábrica de Solvay&Cia, en Barreda, también en la orilla del Besaya. Esta fábrica ha continuado con la producción eléctrica hasta nuestros días.
Industria textil
En cuanto a la actividad textil, aparte de algunos telares desperdigados por las diversas aldeas, es posible constatar a través de la escasa documentación disponible que existió alguna fábrica a orillas del Besaya. Además hay testimonios de la existencia de batanes, que en la zona se conocen con el nombre de “pisones”.
Pero quizá lo más interesante, en cuanto al textil se refiere, sea la antigua fábrica de hilaturas denominada Hilaturas Portolín, que se instaló en 1902 en Molledo de Portolín, sobre una antigua harinera ubicada a la salida de una hoz, para aprovechar al máximo la energía potencial del salto del Besaya. Se haya además en la principal vía de comunicación que unía Santander y Castilla por ferrocarril. La fábrica de hilatura, de lino y cáñamo, llegó a convertirse en un referente en la industria textil y consiguió adaptarse a continuos cambios y sobrevivir tras múltiples crisis, para verse obligada a cerrar en 2004, ante la incapacidad de hacer frente a la competencia de las fibras de países orientales más baratas.
Industria láctea
La notable vocación ganadera del Alto Besaya dio lugar a una importante industria láctea, cuyos orígenes se remontan a 1896, con la apertura de la fábrica de quesos y mantequillas La Tierruca, en San Martín de Quevedo. Esta fue la primera de un notable grupo de fábricas especializadas en la producción de queso y mantequilla que se instalaron a lo largo de la primera década del siglo XX, cuando todavía no se había producido el boom en la producción e industrialización láctea en Cantabria. Esta comarca se llegaría a convertir en la más importante en la industria láctea dentro de Cantabria.
Posteriormente hubo otras fábricas como la fábrica de quesos y mantecas Besaya, ubicada en Santa Olalla, la Quesería de la Iglesia, de Ramón Quevedo, famosa por su queso Peñas Arriba, un queso fresco que se convirtió en prototipo de los quesos frescos elaborados en España.
Una de las fábricas más importantes que dio origen a los lácteos Morais S.A fue La Iguñesa o Casa Morais, en la Serna de Iguña, fundada por Ramón Morais Villarino en 1916. Los inicios fueron modestos, con una producción centrada en la elaboración de quesos tipo nata y quesitos Pico Jano, y en menor medida de mantequillas. Poco a poco fue incrementándose la producción, y durante la posguerra, ante la prohibición de producir quesos, y coincidiendo con el traslado de la fábrica a las instalaciones actuales, se inicia la elaboración de leche pasterizada para su envío a Madrid (1943). La gran demanda de este producto supuso la elaboración de otros nuevos como la leche condensada, en 1968, y las leches en polvo bajo la marca Frixia, al tiempo que se instalaba otra fábrica en Talavera de la Reina.
Mantuvo su carácter familiar hasta 1999, cuando las dificultades económicas obligaron a la venta de la misma, que fue adquirida por el grupo Pascual, que en 2010 pasó a colaborar con la empresa francesa Andros con el fin de
potenciar está fábrica de productos lácteos de gran calidad.
La Fábrica Collantes, en Bárcena de Pie de Concha, también de gran importancia, fue inaugurada por Luis Collantes Pérez del Molino en 1908. Su producción estaba especializada en queso de nata y queso picón. En 1928 tiene lugar un cambio en la orientación empresarial y comienzan la elaboración y posterior comercialización de leche pasterizada, leche en polvo (1951) y leche condesada La Codorniz. En 1963 abren una nueva fábrica en Villaverde de Pontones y comienzan la elaboración de leche UHT envasada en brik. En 1988, ante las dificultades económicas, la fábrica se vende a Lácteos Ballcels, que cierra la fábrica de Bárcena.
Central eléctrica
En 1899 se instala en Bárcena de Pie de Concha una central eléctrica sobre un salto concedido a Luis Torres Quevedo. Al principio su destino era el alumbrado de Santander y también usos industriales. Posteriormente, la Compañía Ibérica de Electricidad Thomson Houston, propietaria de la patente Outhenin Chalandre, la destina a la obtención de sosa y derivados del cloro por electrolisis de la sal –en esto sería una de las primeras en España, junto con la de Tarragona Flix-. La central todavía funciona, alimentada por el agua de una presa sobre el río Besaya; pero, clausurada la fábrica de sosa hace unos pocos años, la central pasa a Electra de Riesgo, y desde 2006, a Eon.
En conclusión la industria que surgió en la comarca desde finales del siglo XVIII fue una industria diversa, en la que la creación del Camino Real primero y la aparición del ferrocarril después tuvieron un papel fundamental ya que permitieron explotar los variados y múltiples recursos que el Alto Besaya ofrecía. Dan así lugar a pequeños pero numeroso núcleos industriales que otorgaron a esta zona un destacado papel en la economía del momento.
FIESTAS, CULTURA, FOLCLORE Y PERSONAJES ILUSTRES
FIESTAS
ANIEVAS
Virgen de las Nieves: en Cotillo, el 5 de agosto. Es la fiesta patronal más significativa del municipio.
Un pueblo de Leyendas: fiesta que ha comenzado a celebrarse en 2008 y que tiene lugar en Barriopalacio durante el fin de semana anterior al 15 de agosto. Es una fiesta en la que los personajes de la mitología cántabra son los protagonistas.
Otras fiestas de Anievas:
Santa Ana: en Villasuso, el 26 de julio.
Nuestra Señora de la Asunción: en Barriopalacio, el 15 de agosto.
San Roque: en Calga, el 16 de agosto.
ARENAS DE IGUÑA
Nuestra Señora del Carmen. Procesión de la Luz (Arenas de Iguña):
El 15 y 16 de julio en la Fraguas. La noche anterior a la celebración se organiza la llamativa procesión de la luz, que recorre la población iluminada con velas y otros dispositivos artificiales. Recibe miles de visitantes y devotos que, en algunos casos, incluso acuden andando desde largas distancias para hacer sus peticiones a la Virgen del Carmen.
Virgen del Moral (Arenas de Iguña):
El sábado posterior al 15 de agosto se venera a la Virgen del Moral. Se celebra una fiesta en la ermita y su entorno, dentro del Parque Natural Saja-Besaya, que constituye una tradición religiosa muy arraigada en las sociedades locales, tanto de la comarca del Alto Besaya como de Cabuérniga, pues la ermita se encuentra en el punto intermedio entre ambos valles. Es típica la misa de adoración a la Virgen y el acompañamiento de la procesión con música tradicional y bailes de picayos. Acuden devotos andando, a caballo, o en cualquier medio de transporte, dado que ese día la carretera que da acceso a la campa del Moral no tiene restricciones.
Es frecuente pernoctar la noche anterior a modo de acampada para estar presente en los actos de la mañana siguiente. En los últimos años también se está realizando una romería en los pueblos de la parte baja, Los Llares, Valdeiguña o Pedredo, para completar la celebración.
Otras fiestas de Arenas de Iguña:
El Corpus: en Arenas de Iguña, el 10 de junio.
La Octava: en La Serna, el domingo siguiente al Corpus.
San Juan: en Caicedo, el 24 de junio.
San Pedro: en Pedredo, el 29 de junio.
San Cristóbal: en San Cristóbal, el10 de julio.
Santa Ana: en Los Llares, el26 de julio.
San Román: en Bostronizo, el 9 de agosto.
San Vicente: en San Vicente de León, el 1 de septiembre.
BARCENA DE PIE DE CONCHA
San Lorenzo (Bárcena de Pie de Concha)
Se celebra el 10 de agosto en la localidad de Pujayo. Forman parte de la fiesta: juegos infantiles, romería y verbena, aunque el plato fuerte de este día es la tradicional fiesta de La Maya, que consiste en colocar en posición vertical un elevado tronco de haya, por el que después treparán los mozos del pueblo hasta la parte superior, de donde el primero en llegar recogerá su premio: una rosca de pan denominada “rosca mayera” y/o el gallo, que previamente se ha sujetado en la punta de la maya en una jaula. Los cantos de la tierra en las voces de las mozas amenizan la fiesta, que se cierra con la tradicional romería.
Nuestra Señora de la Consolación (Bárcena de Pie de Concha)
Se celebra en Pie de Concha el último domingo de agosto. El acto principal es la procesión, desde la ermita hasta la iglesia parroquial. Desde 1976 hay también encierros de vaquillas, muy concurridos por vecinos y turistas.
Otras fiestas de Bárcena de Pie de Concha:
San Pedro Apóstol: en Bárcena de Pie de Concha, el 29 de junio
San Cosme y Damián: también en Bárcena de Pie de Concha, el 25 y 26 de septiembre.
LA MAYA DE SILIÓ Y DE PUJAYO
Se trata de una tradición ancestral presente en el Alto Besaya, se realizaba en casi todos los pueblos el día de la celebración de su patrón. De todas ellas, es de la de Pujayo, en Bárcena de Pie de Concha, de la que más información se tiene. También se mantiene en Silió, por la fiesta de Santiago Apóstol.
El origen de esta tradición se puede interpretar como una veneración a los dioses romanos Maius y Maia (protectores del crecimiento), lo que suponía también la reverencia a las arboledas de hayas, ya que existía entre los latinos la creencia de que era allí donde habitaban estos dioses encargados del crecimiento y desarrollo de los árboles.
La maya es un árbol descortezado y muy alto que se colocaba en las romerías, y se podía adornar con ofrendas y, en lo alto, con una rama verde que sería el premio para quien lograra cogerlo subiendo por el tronco. Antiguamente se podían ver dos mayas, de diferentes tamaños, identificadas como la ”mayona” y la “mayuca”; otras veces podía aparecer “la maya del cura”, que “se plantaba” (acción de ponerla en pie) en honor al cura que cantaba misa por primera vez.
La celebración de esta fiesta empezaba con una serie de ritos y tradiciones que debían cumplirse estrictamente, y que comenzaban ya antes de cortarla. Lo primero era elegir el árbol que se iba a utilizar, el cual era vigilado durante todo el año; el Regidor de la zona establecía la parte de monte de la que se iba a extraer, y elegía también el árbol que se talaría. Lo siguiente era el transporte del tronco hacia el pueblo, durante el cual, los mozos, que se ayudaban de carretas tiradas por vacas o bueyes, cantaban canciones. A continuación se dejaba en el lugar asignado, donde poco a poco, y con la colaboración de los vecinos, se tallaba y pulía. El día de su alzado, en que se volvían a juntar mozos y mozas, mientras unos tiraban fuerte de las cuerdas para alzar la maya, las mozas cantaban y bailaban al son de las panderetas que tocaban.
La celebración finalizaba al tirar de nuevo la maya al suelo, acto que también se festejaba. Se solía hacer al octavo día del santo celebrado, aunque en otras ocasiones se dejaba hasta que la rama puesta en la cúspide estuviera marchita, y en ocasiones se esperaba a que los vecinos fueran llamados a Concejo para obligarles a quitarla; era un modo de alargar más la fiesta.
A la maya se le dirigían unos cantos tradicionales y muy arcaicos, algunos datados en el Medievo y que aún se recuerdan en el pueblo de Pujayo.
CIEZA
La Rueda (Cieza)
Es la fiesta local de mayor interés. Se celebra el primer fin de semana de agosto, y en ella se venera a la Virgen de la Rueda.
Otras fiestas de Cieza:
San Tirso: en Villayuso, el 2 de febrero.
El Carmen: en Villasuso, el 16 julio.
San Bartola: en Collado, el 24 de agosto.
MOLLEDO
La Vijanera (Silió)
La celebración se inicia al mediodía, a las 12 h., con el recorrido por las calles de Silió hasta la raya, el límite del pueblo, donde antiguamente se pedía paz o guerra. Después retornan a la plaza para recitar las populares coplas vijaneras que resumen lo acontecido en el año recién concluido. A continuación, un médico supervisa el parto de la Preñá, símbolo del nacimiento del nuevo año. Y la fiesta concluye con la muerte del oso que representa la victoria del bien sobre el mal y deseo de buenos propósitos para el año que comienza
Son varios los personajes que intervienen en esta peculiar mascarada.
Los zarramacos:
Son los personajes más conocidos, de gran fortaleza física. Como ya se ha indicado, llevan la cara tiznada, y van ataviados de forma muy característica. Llevan un “chaleco” con mangas fuertes, sobre el que se ponen pieles de carnero, que cumplen la doble función de proteger el cuerpo de las rozaduras producidas por el movimiento de los grandes ocho grandes cámpanos que portan. Los cámpanos van situados en el pecho y la espalda; encima los de mayor tamaño, y cerca de la cintura los menudos, todos ellos fuertemente atados con sogas o “sobeos”. Las piernas las cubren con unas polainas de piel y los pies, con alpargatas blancas. Llevan, además, un apañuelo atado a la cabeza y cubriendo la frente, y sobre él los característicos sombreros picudos adornados con rosetas y cascabeles en el vértice, en el que era frecuente colocar unos penachos de cintas y garcetas. Finalmente, portan un porro de encina o acebo con la corteza labrada o pintada al fuego, y tachuelas rematando sus púas, que le sirve de apoyo en sus pasos y saltos mediante los cuales hace sonar los badajos, para ahuyentar los malos espíritus del año que despunta.
El Oso:
Su traje se confeccionaba con pieles de oveja, cordero, conejos o jabalí cosidas entre sí. Al cuello o a la cintura lleva una cadena de la cual tira el Domador, al tiempo que le golpea con un palo y le instruye en la doma. Camina profiriendo gemidos y bramidos de enfado, da zarpazos a diestro y siniestro, persigue a los niños, se sube por las tapias, se moja en las fuentes o se revuelca en las charcas y embadurna al público asistente.
Habitualmente, el Oso arrebataba el palo al Domador e imitaba el pastoreo de los ganados. A su hostigamiento festivo, le sucedía la acción simbólica de su sacrificio público.
El Amo o Domador del Oso:
Recibe asimismo los nombres de “vagabundo”, “húngaro” o “zíngaro”. Va disfrazado con ropas harapientas y coloridas, faja roja y la cara pintada de negro. En su mano lleva una pandereta y un palo. Su función principal es pasear de la cadena al Oso y golpearlo insistentemente. A veces, este personaje lleva “monos” (niños disfrazados, con pieles de oveja negra o cabra roja), y les obliga a practicar cabriolas, columbetas y ascensiones por una vara que él mismo sujeta. En Silió solían hacer bailar a la gorilona y de este modo conseguían importantes recaudaciones entre los espectadores.
Los trapajones:
Su número actual varía, normalmente de entre dos y seis. Visten harapos y fustigan a la gente. Sus rostros van ocultos con caretas y ocupan las filas laterales de la comparsa, donde, con largos palos encintados de colores en el extremo superior, se dedican a golpear a la gente, abriendo campo.
En Anievas introducían pieles o gatos, elevados mediante poleas, por las ventanas y los balcones. En alguna Vijanera de Iguña, se les vio encaramados en zancos cortos, que cubrían con grandes blusones, que agigantaban notablemente su figura, lo que les permitía alcanzar fácilmente el nivel de los balcones. Esta modalidad de trapajones, recuerda a los campesinos de la alta Maragatería, que caminan sobre zancos en la Fiesta del arado y a los gigantes kaskarotak-martxad, del País Vasco.
El Viejo y la Vieja:
Estas parejas de ancianos aparecen en todas las Vijaneras con ropas sucias, sombrero de paja raído, o pañuelo oscuro. Llevan las caras tiznadas, golpean a la gente con escobas o vejigas y la Vieja suele pasear una cesta con animales (gallinas, conejos, gatos, etc.), o con productos de la tierra (berzas, zanahorias, panojas, etc.).
En los casos de las Vijaneras de Cieza, Anievas y Toranzo, los “viejos”, cumplen un papel destacado en la fiesta, ya que tutelaban a un muñeco de trapo que encarnaba a un niño recién nacido que simbolizaba el nuevo año.
La Madama:
Igualmente conocida por la “Dama”, la “Novia”, la “Señorita” o la “Presuntuosa”. Se trata de un mozo vestido con ropas femeninas que, sobre peluca rubia, lleva un sombrero de paja coronado de pámpanos, flores y lazos. Viste un traje blanco que se compone de enaguas rizadas y almidonadas, calzones apuntillados y un lazo de seda en la cintura. Sobre el corpiño se coloca gargantillas, collares y baratijas y en las manos lleva unos finos guantes blancos. La cara va maquillada de blanco o con una mascarilla blanca que la oculta. Medias y alpargatas blancas completan el disfraz.
El Mancebo:
Se suele denominar indistintamente «Galán», «Novio» o «Señorito», y acompaña a la Madama. Cubre la cabeza con un morrión o caperuza cilíndrica forrada de tela o papel blanco y adornada con rosetones y cintas policromadas. En la parte superior lleva fijadas unas flores, una borla blanca o unas vistosas plumas de gallo.
Los pantalones del Mancebo, sujetos por una faja roja, son blancos con forma de bombacho, apuntillados a la altura de las rodillas y en sus franjas laterales lucen diversas escarapelas de color rojo. Se conservan noticias de que algunos «mancebos» vestían camisa blanca con enagüillas rematadas por encajes, brazalete, fajones, pañuelo de seda cruzado en banda sobre el pecho, guantes, alpargatas y medias blancas. Y que se acompañaban de una vara forrada de percalinas, que tenía en su extremo una vejiga inflada para espantar a quienes molestaran a su pareja. Otras veces, el palo engalanado era sustituido por un bastón con la empuñadura encintada.
Por otro lado hay una serie de personajes variables, y puede haber años que aparezcan y otros en los que no. Alguno de ellos son:
La «Pepa» o «Pepona»:
Es el figurín carnavalesco de la Vijanera del valle de Iguña que mejor simboliza el paso del año viejo al año nuevo. Se representa por un mozo de rostro tapado con una careta, con boina o visera, un pañuelo atado al cuello y sobre el hombro, una escoba o palo del que cuelga una vejiga.
Sobre la cintura lleva un armazón que soporta un muñeco relleno de paja, en representación de una mujer vieja, que oculta su cabeza bajo un pañuelo negro y una mascara en la cara. Viste una saya de bajos estampados, de los que sobresalen unas piernas de trapo con sus correspondientes alpargatas. Este personaje es movido por el mozo, que simula cabalgar sobre sus espaldas; resulta así difícil distinguir cuál es el personaje real y cuál el ficticio. Entre sus funciones está la de golpear y escandalizar a los lugareños y visitantes.
Los danzarines:
Pertenecen a la Vijanera de Silió y forman una pareja de danzantes que abren el cortejo. Uno de ellos, el Zorrocloco o Zorromoco, o Danzarín negro, representa a un personaje vestido con sacos, «garabojos» y zapatillas recubiertas igualmente de saco. Tiene la cara pintada de negro y la cabeza protegida por un sombrero viejo de paja. Completa su disfraz un cuerno de caza que hace sonar en determinadas ocasiones y un palo con un campano.
El otro «danzarín» también denominado “blanco”, lleva blusón, pantalones, alpargatas y gorro de color blanco. Al cinto se coloca una collera con muchos campanos que hace sonar mediante frecuentes saltos y movimientos bruscos. En la mano porta una especie de palo pasiego que le permite apoyarse y dar saltos.
Los caballeros:
Eran dos figurantes de la Vijanera de Santa Olalla, que replicaban con sus disfraces a los caballeros de la Edad Media, ya que iban introducidos en sendos caballos de cartón, rodeados por una sabana. Yelmos, guantes y lanzas completaban sus atuendos que lucían en las improvisadas justas medievales.
Hay otros personajes, con un papel más secundario, asociados a antiguos oficios o tradiciones locales y regionales, así como personajes vinculados a la naturaleza y a los cultivos hortícolas. Actualmente existen más de 75 personajes documentados representados por más de 110 mozos. Entre ellos están: la Zorra, el Zorrocloco, la Bruja, la Pitonisa, la Preñá, el Marido, el Marinerito, las enfermeras, el Médico, el Sacamuelas, el Fotógrafo, el Afilador, el Basar, los guardias, el Militar, el Torrenero, el Herrero, los condes, las jilonas, el Indiano, los gitanos, los pasiegos o las giraldas.
También era típico elaborar peleles que en algunas ocasiones eran quemados.
La Vijanera de Silió, la única que se celebra hoy en día, consiste en los siguientes actos.
La mañana del primer domingo de enero los mozos más jóvenes, sobre las 5 o 6 de la mañana, salen por el pueblo portando campanos en sus manos y despertando al pueblo al son del sonido de los mismos, anunciando que se trata de un día especial. A eso de las 8 de la mañana, se juntan para vestirse de vijaneros. Sobre las 12 salen a capturar al “oso” desde distintos puntos del pueblo. Después se encaminan a los límites que separan Silió de San Martín de Quevedo, concretamente al barrio de Santian. Antiguamente existían también “rayas” con Helguera y Sel de la Carrera. Una vez en el lugar denominado «la fuente del nudo», dramatizan el ritual de «la raya», pidiendo «guerra» o «paz». Entonces inician el pasacalles de la comparsa, que se dirige hacia el interior de la aldea. Abren el cortejo un par de danzantes, les siguen los zarramacos desplazándose en circulo y haciendo movimientos rápidos y bruscos para provocar el estruendo de los cámpanos. La Madama y el Mancebo, acompañados por dos niños que lucen ropas arlequinadas, van detrás sumidos en escenas de amor y apasionamiento.
En la sección siguiente aparecen el Oso, el Domador y la Pepa; esta, escandalizando a la comparsa y a los espectadores, y los otros enzarzados con sus pugnas de bestia y palos del Domador. La pareja de «viejos» camina con su consabida parsimonia y cierra el jolgorio, que va flanqueado por seis trapajones encargados de ampliar el espacio de la comitiva, fustigando a cuantos encuentran a su paso.
Cuando los enmascarados se hallan en la plaza de la Quintana, ahora en la zona deportiva del pueblo, escenifican el número del año, cantando coplas satíricas relativas a los sucesos del pueblo, del valle, la región o España; en esta parte de la Vijanera exhiben unas aleluyas con detalles gráficos de cuanto se relata en los versos.
Finalizada la representación de la “Vijanera del año”, continúan hasta la plaza de la iglesia, donde tendrá lugar la presentación de los distintos vijaneros, la lucha simbólica y ritual de la sección de «los blancos» y «los negros» y la matanza figurada del Oso, que es apaleado por el conjunto de los vijaneros hasta que le dan por muerto.
Concluido el sacrificio de la bestia, se rehace el grupo para iniciar su recorrido hasta que se ponga el sol, y visita, a lo largo del día, las casas y bares del pueblo, donde repiten algunos números y cantan fragmentos de las coplas, con la finalidad de que los vecinos contribuyan económicamente al mantenimiento de la fiesta.
La Virgen del Camino
Se trata de una de las fiestas locales más representativas de la comarca, los festejos se prolongan durante más de una semana. Se celebra el 8 de septiembre.
Comprende ciclismo, bolos, juegos infantiles, pasacalles, misa, romerías y verbenas, además de la feria de ganadera especializada en el ganado bovino, aunque cada vez más con presencia del equino. Es significativa la importancia por su longevidad de las carreras ecuestres convertidas en una de las citas más atractivas conocidas de Cantabria.
Santiago Apóstol
El 25 julio en Silió. Es el acto central de la fiesta de La Maya, que se celebra del mismo modo que la explicada en el pueblo de Pujayo (Bárcena de Pie de Concha).
Festival folk “El Carmucu”
Es una propuesta de gran tradición en el ámbito de los festivales de música folk de Cantabria, que tiene lugar en el mes de julio, después de la celebración de EL Carmen, en el pueblo de Helguera. En él participan grupos de ámbito local, nacional e incluso internacional. Además, se incluye actividades relacionadas con el deporte rural, como los concursos de siega, de corta de troncos y transporte de ollas.
Otras fiestas de Molledo:
San Vicente: en Cobejo, el 22 de enero.
San Raimundo y San Luciano: el 7 de enero.
San Antonio: en el Pando, el 13 de junio.
San Justo: en Molledo, el 6 de agosto.
San Roque: en Santa Cruz, el 16 de agosto.
El sermón de la vieja: en Santa Olalla, el primer domingo de septiembre.
Las ferias de ganado
En los cinco municipios que componen el Alto Besaya se realizan ferias de ganado. Las más antiguas, y que históricamente congregan más ganado y tratos de animales así como público, son las de Molledo y Arenas de Iguña, que se han convertido además en reclamos turísticos de gran relevancia. En Cieza, Anievas y Bárcena de Pie de Concha son más recientes; así como la de Silió, también en el municipio Molledo.
En ellas se puede ver toda clase de ganado de calidad: la mayoría tudanco, también suizas, asturianas, holandesas y mixtas, así como gran cantidad de equino. Es habitual que los ganaderos, sea la feria o no de su municipio, trasladen los animales, bien por carretera bien por el monte, a festejar tal evento. A veces acuden ganados de otras comarcas colindantes como Toranzo o Buelna. El esfuerzo de llevar los animales se recompensa con premios que la organización entrega a los ganaderos; lo más habitual es en forma de campanos o utensilios para la práctica ganadera.
En las ferias, además de las cabañas de ganado, se pueden apreciar puestos y mercados con toda clase de productos. Antiguamente se vendía todo lo que se cultivaba y producía en los pueblos: frutas, avellanas, nueces, castañas, cebollas, ajos… Además, en todos los pueblos había personas con habilidades para hacer objetos domésticos y utensilios que también vendía durante estos días como: tarugos, albarcas, collares, cebillas, cestas, cuévanos, tajos para ordeñar, yugos, escobones, badajos…
Las ferias de Arenas de Iguña, Cieza y Silió se celebran durante el mes de noviembre y la de Anievas, en octubre (estas siempre en domingo); y la de Molledo, en septiembre coincidiendo con la fiesta de la Virgen del Camino.
PERSONAJES ILUSTRES
Han sido varios los personajes importantes que han nacido en el Alto Besaya que han plasmado su huella en los diferentes campos: cultural, científico, tecnológico…
Adriano García-Lomas (Arenas de Iguña)
Nació en el pueblo de Arenas de Iguña. Fue un gran folclorista e investigador de las costumbres y la vida de los pueblos de Cantabria, lo que le dio fama de importante antropólogo y escritor. Escribió sobre los pasiegos, sobre los valles de Iguña y Anievas, sobre el habla cántabra y la toponimia. Algunas de sus obras son: Los Pasiegos, El Nánago que se quebró el corazón, Del solar y de la raza, El lenguaje popular de la Cantabria montañesa… Falleció en 1950.
Evaristo Silió (Molledo)
Nació en Santa Cruz de Iguña, en 1841, donde pasó su infancia. Durante su adolescencia trabajó en Santander y luego se instaló en Valladolid, donde estrenó su drama juvenil Fe, esperanza y caridad, representada por los miembros de una sociedad literaria. Más tarde se marchó a Madrid, donde se dedicó al estudio de la lengua y literatura alemana, inglesa, italiana y francesa, y publicó sus artículos de crítica en La Voz del Pueblo, La Constitución y El Eco del País.
Entre sus obras se encuentran: Desde el valle (1868), los Poemas de Santa Teresa de Jesús (1867), El esclavo, Leyenda (1868), El amor y la patria.
También escribió obras para escena: la zarzuela El bardo de La Montaña, y la loa A la libertad, escrita con motivo de la Revolución de Septiembre; y tres dramas que quedaron inéditos, Elena, Las apariciones y La tradición de la aldea.
Evaristo Silió conservó siempre el amor por su valle natal, que visitaba a menudo, hasta que allí le sorprendió la muerte en 1874, cuando contaba 33 años. Actualmente el centro cultural de Molledo recibe su nombre.
Tomas Castillo Herrera
Durante más de medio siglo fue el pitero más acreditado de Cantabria y uno de los más genuinos representantes del folclore montañés. Perteneciente a una familia de origen campesino, “Tomasón” o “El pitero de Anievas”, como también se le conocía, nació en Villasuso el 29 de agosto de 1904. Se compró su primer pito a los 17 años y a partir de entonces comenzó su andadura en romerías y verbenas. Formó pareja, en un primer momento, con su hermano Cándido y siguió su carrera después con su hijo Eduardo Castillo Andrechiga, con quien grabó el disco Jotas montañesas.
La fama por sus aptitudes como pitero traspasó las fronteras de la región. Su actuación más sonada fue probablemente la que protagonizó en el teatro María Guerrero de Madrid, junto a la bailarina y coreógrafa Marienma, donde consiguió permanecer en cartel durante trece días. A largo de su trayectoria actuó en varias ciudades españolas, y con el recuerdo del éxito se retiró a finales de los setenta.
Actualmente, en el pueblo de Cotillo, hay un parque conmemorativo a los piteros de Anievas, con las estatuas de Tomás y Eduardo. Su nieto Alberto Villegas también se ha convertido en una referencia en el mundo de la música, concretamente tocando el pito, al igual que otras parejas de piteros que han surgido en la comarca.
Pedro Buenaga Pernía
Artesano campanero nacido en Pedredo (Arenas de Iguña) en el año 1917. En su infancia fue sarruján (pastor) en la Braña del Moral; durante muchos años, albarquero, y en el año 1965 empezó en su casa a hacer campanos. Actualmente son muy famosos y valorados entre los ganaderos, tanto por su calidad como por su sonido, pues su timbre resulta, para los entendidos, inconfundible. Murió en el año 2001. Fue el propulsor de una tradición local que hoy ejerce un número significativo de artesanos muy reconocidos en el resto de Cantabria.
Juan Bustamante y Bustamante Herrera González (Arenas de Iguña)
Natural de la localidad de la Serna, donde nació hacia el año 1600. Después de ser capitán de corazas en Cataluña, marchó a Honduras y fue nombrado gobernador. También fue capitán general y más tarde se le distinguió con la orden de Santiago.
Miguel Delibes (Molledo)
Nacido en Valladolid en 1920, su padre era natural de Molledo, lo que le llevó a mantener un gran contacto con el valle, incluso a ambientar alguna de sus obras como El Camino en el pueblo de Molledo. Por ello fue declarado Hijo Predilecto en el año 2009.
A lo largo de su trayectoria literaria recibió innumerables premios y reconocimientos. En 1962, el Premio de la Crítica; en 1973 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, y ese mismo año, miembro de la Hispanic Society of America; en 1982 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras; en 1991, el Premio Nacional de las Letras Españolas y posteriormente el Premio Nacional de Narrativa… Incluso fue propuesto varias veces para el Premio Nobel de Literatura.
Luis Araquistaín Quevedo
Periodista, escritor y político, nació en Bárcena de Pie de Concha el 19 de junio de 1886 y falleció en Ginebra en 1952. Estudió en la Escuela de Náutica de Bilbao, aunque pronto se inició en la tarea de escritor. Empezó su carrera periodística en el diario El Mundo, luego pasó al periódico El Liberal y, posteriormente, a El Fígaro. Además, ocupó la dirección de la revista España, como sucesor de Ortega y Gasset y Manuel Azaña, y fue fundador de las publicaciones Claridad y Leviatán durante el exilio republicano.
Llegó a la política desde el periodismo, sin abandonar nunca esa profesión. En 1916 ingresó en el Partido socialista y fue elegido diputado por Vizcaya en 1931.
Entre sus obras destacan: Polémica de la guerra y la revolución: España en 1917, La guerra desde Londres (1942) o El pensamiento español contemporáneo (1962).
NATURALEZA
Parque Natural Saja- Besaya
Se trata sin duda del punto de mayor interés natural de la comarca, localizado en el margen oeste del municipio de Arenas de Iguña. Ocupa 24.500 ha que comparte con otros municipios como Ruente, Cabuérniga, Los Tojos, Hermandad de Campoo de Suso y Cieza, además de la Mancomunidad Campoo–Cabuérniga.
Se declaró Parque Natural a través del Decreto 25/1988, de 2 de mayo, con la finalidad de conseguir una protección adecuada que armonizara la conservación de su estructura geomorfológico, las formaciones vegetales y la vida silvestre, con un aprovechamiento ordenado de los recursos naturales y su utilización con fines recreativos, culturales, científicos o didácticos. La extensión del parque se clasifica en varias zonas de usos: recreativo, forestal, agropecuario, de reserva y de pastizal. Cada una de ellas posee sus propias especificaciones de uso.
En este territorio aún se pueden observar importantes masas de arbolado autóctono de gran interés, alternando con laderas cubiertas de matorral y praderas naturales. A pesar de la incidencia antrópica en forma de talas e incendios provocados para ampliar el espacio de aprovechamiento ganadero, los ecosistemas, en muchos de los casos, presentan unas condiciones excepcionales. Los más significativos son los robledales en las zonas bajas, los hayedos en las altas y las brañas, flanqueadas por acebales y abedulares, en las cumbres.
Hay que destacar la presencia de ciervo o venado (Cervus elaphus), reintroducido en la zona en 1949, y muy bien adaptado a las condiciones del parque. Cada año, al finalizar el verano e iniciarse el otoño, el parque se llena de bramidos de reto de los machos en celo que pugnan por las hembras, con las consiguientes peleas; es la conocida “berrea”. Otros mamíferos que destacan son: el jabalí (Sus scrofa), el zorro (Vulpes vulpes), el corzo (Capreolus capreolus), la nutria (Lutra lutra), el gato montés (Felis silvestris), el lobo (Canis lupus) y numerosos micromamíferos.
Dentro del parque nidifican: el águila real (Aquila chrysaetos), el águila calzada (Hieraetus pennatus), el halcón (Falco peregrinus), el gavilán (Accipiter nisus), el azor (Accipiter gentilis), el alimoche (Neophron percnopterus), y es frecuente la presencia del buitre leonado (Gyps fulvus) y el halcón peregrino (Falco peregrinus), la becada, el mirlo acuático (Cinclus cinclus), la chocha perdiz o sorda (Scolopax rusticola), el carbonero palustre (Poecile Palustris), los carpineros como el pito negro (Dryocopus martius) o el pico mediano (Dendrocopos medius).
El aprovechamiento de pastos en régimen de pastoreo extensivo tiene una gran tradición en la comarca, y es reseñable la importante cabaña de ganado “tudanco”, raza bovina autóctona muy bien adaptada al medio e históricamente presente en la cabaña de la zona.
Monte Canales
Se trata de una de las masas forestales más sobresalientes de la zona y reconocida como una de las manchas de roble y haya más amplia y mejor conservadas de Cantabria. Se encuentra en el núcleo de Silió, en las inmediaciones del río Erecia y pertenece al municipio de Molledo. Es un bosque donde predomina el roble y el haya, con un diversificado sotobosque y ricas y variadas orlas de flora adaptadas a las corrientes de agua, también llamadas ripícolas, donde medran adecuadamente, entre otras, los sauces (Salix sp.), el avellano (Corylus avellana), los alisos (Alnus glutinosa) y el abedul (Betula sp.). Destaca la Peña Orcenal, con una cima de 885 m.
Pico de Obios y Pujayo
Conocido localmente como Monte de Montabliz, recibe el nombre del paraje en el que se construyó una pequeña estación de ferrocarril, entre Bárcena de Pie de Concha y Pesquera. Está situado al suroeste del municipio de Bárcena de Pie de Concha, cerca del núcleo de Pujayo, y ocupa territorio de Pesquera y Santiurde de Reinosa. Constituye una llamativa extensión de bosque compuesto por roble (Quercus robur y petrea) y haya (Fagus sylvatica), donde se pueden apreciar ejemplares de significativo tamaño que todavía se encuentran bien conservados.
Pico Jano
Se encuentra al sureste de Bárcena de Pie de Concha se encuentra el monte de Pico Jano, que se alza hasta los 1.288 metros sobre el nivel del mar. Está localizado en el límite municipal con San Miguel de Aguayo y domina las hoces del Besaya (no confundir con su homónimo Lebaniego), posee un importante riqueza florística, con importantes manchas de avellano (Corylus avellana), acebo (Ilex aquifolium), y abedul (Betuna pendula) y un frondoso bosque de roble y haya localizado principalmente en las caras norte y oeste del conjunto. Además se pueden ver orlas de flora ripícola. Llama la atención la presencia de importantes manchas de tejo (Taxus baccata), las más importantes de la zona.
Embalse de Alsa
Se encuentra en las faldas del Pico Jano y ha originado un entorno de gran interés ecológico, por la fauna que ha introducido, a pesar de ser producto de la acción del hombre. Represa aguas del río Torina, afluente del Besaya y, aunque su mayor parte se encuentra en el municipio de San Miguel de Aguayo, su acceso principal es por Bárcena de Pie de Concha. Tiene una superficie de más de 180 ha y una capacidad de 23 hm3. Fue construido en 1920.
Las orillas están repobladas con diferentes especies de coníferas como pino albar (Pinus sylvestris), ciprés de Lawson (Chamaecyparis lawsoniana), abetos Douglas (Pseusotsuga menziesii) y alerces (Larix); además de eucaliptos (Eucalyptus). En cuanto a especies piscícolas, hay truchas, carpas y barbos; es un lugar muy habitual para pescadores.
Asociado a este embalse, se encuentra el de Midiajo Frío, que sirve de lanzadera de agua para la generación de energía hidroeléctrica.
Monte Tejas
Se haya al norte del municipio de Anievas, en su límite con San Felices, donde se encuentra la mayor parte. Se trata de un bosque compuesto por roble y haya, como especies arbóreas dominantes, que ocupan todo el barranco del río que da nombre a tal espacio natural. También aparecen dentro de este espacio importantes superficies ocupadas por avellano.
Reserva Nacional de Caza de Saja
Parte del territorio del Alto Besaya se haya dentro de la mayor reserva de caza de España. Cuenta unos 1.600 km2 de superficie, localizados desde el río Besaya hasta los Picos de Europa. Posee una magnífica representación de la fauna ibérica propia de la Cordillera Cantábrica, que presenta un hábitat ideal en sus extensos y frondosos bosques caducifolios para la convivencia de: ciervos, corzos, jabalíes, rebecos como especies cinegéticas y osos, urogallos, rapaces como especies protegidas.
Para gestionar la reserva se establecen lotes de caza en los que se realiza la actividad cinegética de forma organizada, con una regulación que corresponde al Servicio de Montes y Conservación de la Naturaleza, dependiente a su vez de la Consejería de Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural del Gobierno de Cantabria.
Río Besaya
Es el río principal que da nombre a la comarca. Se encuentra enclavado dentro de la red de hidrográfica que vierte al mar Cantábrico. El río discurre casi de forma perpendicular a la línea de la costa desde su nacimiento, cerca de Reinosa, hasta su desembocadura, en la ría de San Martín de la Arena, en Suances. Sus afluentes principales del Alto Besaya son los siguientes: en Bárcena de Pie de Concha, el Bisueña y el Torina, en Molledo, el León y el Erecia; y de Anievas, el Casares, que desemboca en Arenas de Iguña cerca de la desembocadura del río Los Llares.
En datos concretos la cuenca recibe una precipitación media al año que ronda los 1.200 hm3; es en su conjunto la cuenca de mayor superficie de Cantabria, con unos 1.025,5 km2. Tiene un recorrido corto y un gran desnivel, debido a la presencia de los 2.000 m de altitud que supone la cordillera Cantábrica. La pendiente media de todo el río Besaya es del 2%, pero a medida que desciende varía, y llega incluso al 14%, como es el caso de la zona de las Hoces de Bárcena. Se caracteriza por tener un régimen de carácter pluvial alto y estable; recibe en ocasiones aportes complementarios del deshielo de la nieve invernal, a los que se suman los del embalse de Alsa.
La relación que este río ha mantenido con el ser humano quizá sea la más intensa en comparación el resto de los ríos cántabros. El hombre la ha usado, explotado y transformado, sobre todo en sus tramos medio y bajo. Se ha servido de ella no solo para satisfacer sus necesidades básicas sino también para desarrollarse económicamente.
La intensa transformación del río efectuada en décadas pasadas ha llevado a que los responsables en materia de ordenación del territorio y medio ambiente hayan puesto en marcha actuaciones en de infraestructuras y de regulación de actividades y usos que afectan a la calidad del agua y al entorno del río y sus afluentes. Testigo de esa mejora ambiental es la llegada de salmones, bioindicador de primer orden, hasta Los Corrales de Buelna, que en los últimos años remontan las aguas del Besaya.
Árboles singulares
Cantabria es una región que destaca por sus valores naturales, riqueza medioambiental y armonía entre el hombre y la naturaleza. Reflejo de esta es la existencia de numerosos árboles centenarios, peculiares, monumentales o raros, que merecen ser conocidos y conservados. Muchos de ellos poseen un carácter simbólico sin igual, y a su alrededor giran un sinnúmero de costumbres, fiestas y tradiciones.
Este patrimonio natural, que es al mismo tiempo patrimonio histórico, está conservado a través del Decreto 82/1985, de 29 de noviembre, por el que se aprobó el Reglamento de la Ley 6/1984, de 29 de octubre, sobre Protección y Fomento de las Especies Forestales Autóctonas, que preveía la creación del «Inventario de ejemplares que se consideren excepcionales por su belleza, porte, longevidad, especie o cualquier otra circunstancia que lo aconseje». Se trata de un inventario abierto, que irá incorporando nuevos individuos. En total están catalogados 214 árboles y agrupaciones arbóreas singulares.
En el territorio que componen los valles de Iguña y el de Anievas es el término municipal de Arenas de Iguña el que reúne la mayor cantidad de ejemplares singulares, la gran mayoría de los cuales no son originarios de Cantabria. Casi todos tienen en la actualidad un estado de conservación muy bueno o excelente. Su buena “salud” se debe principalmente a su ubicación en fincas privadas, lo que a su vez supone, en algunas ocasiones una traba de cara a la atracción turística.
Arenas de Iguña: en la finca de Los Hornillos, o en La Molina, se encuentran la mayor parte de estos ejemplares que, por su tamaño o rareza, se hacen destacar: secuoyas, plátanos, cedros, encinas. Otro importante número de ellos se encuentran en la finca El Bosque, en Las fraguas: cedros del cielo, del Líbano o del Atlas, también algún roble, haya o fresno.
Bárcena de Pie de Concha: en la finca Cervatos aparecen registrados una secuoya gigante y un cedro del Atlas.
San Martín de Quevedo (Molledo): una cajiga en el barrio de Santián.
Santa Olalla (Molledo): un plátano junto a la carretera en el cruce que va a San Martín.
FAUNA
La fauna del Alto Besaya es muy abundante, debido a la variedad de ecosistemas presentes. Los vertebrados tienen una amplia representación, y se cuentan más de 140 especies, siendo la fauna piscícola la menos representativa.
Entre las aves presentes en el parque, existen más de 100 catalogadas de interés. De entre la multitud de rapaces nocturnas (lechuzas, cárabos, autillos, búhos…), rapaces diurnas (cernícalo, azor, gavilán, milano negro y real, ratonero…), pájaros carpinteros (pito negro, pico real, menor, picapinos…) y demás familias de aves, destacan el alimoche; el alcotán; el águila real, calzada y culebrera; el martín pescador; el pico mediano; el pito negro; la chova piquirroja; y la perdiz pardilla.
Los mamíferos tienen una notabilísima abundancia en el parque: murciélagos, musarañas, topillos y otros roedores -los denominados mustélidos (comadreja, garduña, marta, jineta,…), comunes en el parque- conviven con especies cinegéticas como ciervos, rebecos, lobos, jabalíes y corzos. El corzo experimentó una fuerte regresión debido al desplazamiento territorial provocado por la reintroducción del ciervo (Cervus elaphus) iniciada en la década de 1950. El oso pardo y el desmán ibérico son las especies más protegidas en el Parque Natural Saja Besaya, ambos en riesgo de extinción; y en el caso del oso, en una situación crítica, se pueden encontrar muy escasos ejemplares en la zona sur-occidental del Parque. El armiño, la nutria, el turón y el gato montés son otras de las especies amenazadas presentes en la comarca.
Entre los anfibios, existen varias especies: sapos, ranas, tritones y salamandras, entre las cuales las más amenazadas son el tritón alpino y el tritón palmeado, el sapo partero y el sapillo pintojo, y la ranita de San Antón. De entre las más de diez de reptiles, destacan, por estar amenazadas, la lagartija serrana, la lagartija de turbera y el eslizón, aunque existen otras especies de interés, más frecuentes, como la culebra lisa y la culebra de collar.
Dentro de los invertebrados merecen especial mención el caracol de Quimper, y los rosalía alpina, especies protegidas a nivel europeo. Otras dos especies de interés son el ciervo volador y el escarabajo labrador.
ACTIVIDADES TURÍSTICAS Y DEPORTES DE NATURA
Rutas y áreas de recreativas
GR. 71 Sendero de la Reserva del Saja (Etapa 1)
Punto de partida: Bárcena de Pie de Concha
Punto de llegada: Bárcena Mayor
Distancia: 20 Km
Duración del recorrido: 5,30 h.
Dificultad: media
Desnivel: 900 m
GR. 72 Ruta de los Campurrianos
Punto de partida: Reinosa
Punto de llegada: Santillana del Mar
Distancia: 68 Km
Sigue una antigua ruta de ganados entre los puertos de Campoo y los valles del «País Bajo» de las Asturias de Santillana, con un recorrido que sigue la divisoria Saja – Besaya y sus cercanías. Para ello, pasa por Bárcena de Pie de Concha.
GR. 73 Calzada de los Blendios (Etapa 4)
Punto de partida: Reinosa
Punto de llegada: Bárcena de Pie de Concha
Distancia: 22 Km
Duración del recorrido: 6 h.
Dificultad: media
Desnivel: 800 m
GR. 73 Calzada de los Blendios (Etapa 5)
Punto de partida: Bárcena de Pie de Concha
Punto de llegada: Los Corrales de Buelna
Distancia: 23 Km
Duración del recorrido: 6 h.
Dificultad: media
Desnivel: 500 m
GR. 74 Corredor Oriental de Cantabria (Etapa 7)
Punto de partida: San Miguel de Luena
Punto de llegada: Bárcena de Pie de Concha
Distancia: 21 Km
Duración del recorrido: 6 h.
Dificultad: media
Desnivel: 800 m
GR. 74 Corredor Oriental de Cantabria (Etapa 8)
Punto de partida: Bárcena de Pie de Concha
Punto de llegada: Reinosa
Distancia: 20 Km
Duración del recorrido: 6 h
Dificultad: media
Desnivel: 630 m
GR. 75 Senda de los Valles de Cantabria Matienzo – Bárcena de Pie de Concha (Etapa 4)
Punto de partida: Entrambasmestas (Luena)
Punto de llegada: Bárcena de Pie de Concha
Distancia: 24 Km
Duración del recorrido: 7,35 h.
Dificultad: alta
Desnivel: 800 m
PR-S.41 Pico Jano
Punto de partida: Bárcena de Pie de Concha
Punto de llegada: Bárcena de Pie de Concha
Distancia: 17 Km
Duración del recorrido: 5 h.
Dificultad: media
Desnivel: 900 m
PR-S.42 Monte Canales
Punto de partida: Silió (Molledo)
Punto de llegada: Silió (Molledo)
Distancia: 18 Km
Duración del recorrido: 5,30 h.
Dificultad: media
Desnivel: 750 m
PR-S.43 Ruta del Navajos
Punto de partida: Molledo
Punto de llegada: Las Fraguas
Distancia: 17,5 Km
Duración del recorrido: 5,30 h.
Dificultad: media
Desnivel: 800 m
PR.S-44 Valle de Anievas
Punto de partida: Barriopalacio (Anievas)
Punto de llegada: Barriopalacio (Anievas)
Distancia: 9 Km
Duración del recorrido: 3 h.
Dificultad: baja
Desnivel: 150 m
PR-S.45- Brañazarza
Punto de partida: Villasuso de Cieza
Punto de llegada: Villasuso de Cieza
Distancia: 17,5 Km
Duración del recorrido: 5 h.
Dificultad: media
Desnivel: 600 m
Los Dos Valles
Punto de partida: Barriopalacio (Anievas)
Punto de llegada: Barriopalacio (Anievas)
Distancia: 9 Km
Duración del recorrido: 3 h.
Dificultad: baja
Desnivel: 250 m
Ruta de Doña Urraca
Punto de partida: Calga (Anievas)
Punto de llegada: Moroso (Arenas de Iguña)
Distancia: 7 Km (ida)
Duración del recorrido: 2,30 h.(ida)
Dificultad: baja
Desnivel: 150 m
Montabliz
Punto de partida: Pie de Concha (Bárcena de Pie de Concha)
Punto de llegada: Pie de Concha (Bárcena de Pie de Concha)
Distancia: 15 Km
Duración del recorrido: 6 h.
Dificultad: media
Desnivel: 450 m
Las Turberas
Punto de partida: Casares (Molledo)
Punto de llegada: Casares (Molledo)
Distancia: 9 Km
Duración del recorrido: 3 h.
Dificultad: baja
Desnivel: 450 m
Silió – Helguera
Punto de partida: Silió (Molledo)
Punto de llegada: Silió (Molledo)
Distancia: 9 Km
Duración del recorrido: 3 h.
Dificultad: baja
Desnivel: 350 m
Calzada romana
Punto de partida: Pie de Concha (Bárcena de Pie de Concha)
Punto de llegada: Pesquera
Distancia: 7 Km (ida)
Duración del recorrido: 2,30 h. (ida)
Dificultad: baja
Desnivel: 400 m
Camino viejo Los Llares-Moral
Punto de partida: Los Llares (Arenas de Iguña)
Punto de llegada: Ermita del Moral
Distancia: 9,6 Km
Duración del recorrido: 3 h. (ida)
Dificultad: media
Desnivel: 740 m
Barranco del Torina
Punto de partida: Bárcena de Pie de Concha
Punto de llegada: Bárcena de Pie de Concha
Distancia: 7 Km
Duración del recorrido: 2,30 h.
Dificultad: media
Desnivel: 800 m
Camino Real
Punto de Partida: Bárcena de Pie de Concha
Punto de Llegada: Ventorrillo (Pesquera)
Distancia: 6 Km (ida)
Duración del recorrido: 2 h. (ida)
Dificultad: baja
Desnivel: 300 m
Cabecera del río Los Llares
Punto de partida: Los Llares (Arenas de Iguña)
Punto de llegada: Los Llares
Distancia: 15,5 Km
Duración del recorrido: 5 h.
Dificultad: media
Desnivel: 700 m
Subida a la Espina del Gallego
Punto de partida: Alto del Portillón (Anievas)
Punto de llegada: Espina del Gallego (Anievas)
Distancia: 5 km (ida)
Duración del recorrido: 1,30 h. (ida)
Dificultad: media
Desnivel: 400 m
Cañeda – Bárcena
Punto de Partida: Cañeda
Punto de llegada: Bárcena de Pie de Concha
Distancia: 17 Km
Duración del recorrido: 3,30 h.
Dificultad: baja
Desnivel: 500 m
Coturías
Punto de partida: Calga (Anievas)
Punto de Llegada: Calga (Anievas)
Distancia: 12 Km
Duración del recorrido: 4,30 h.
Dificultad: baja
Desnivel: 400 m
Patrimonio arquitectónico I
Ruta para realizar en coche, moto o bicicleta, contemplando el patrimonio arquitectónico más significativo de los valles de Iguña y Anievas. Muestras religiosas del Románico y del Mozárabe, además de construcciones de uso civil de importante valor arquitectónico, y su patrimonio de arquitectura popular.
La ruta comienza en Bárcena de Pie de Concha, con la iglesia románica de San Cosme y San Damián; pasa por Silió, donde se haya la iglesia de San Facundo y San Primitivo, del mismo estilo; Helecha; Las Fraguas, con el Palacio de Los Hornillos; la iglesia mozárabe de Moroso (Bostronizo); y Raicedo, con iglesia que dependió de la Orden de San Juan de Jerusalén, de estilo románico, relacionada con la colegiata de Cervatos. Ya en Anievas, destaca Barriopalacio, por sus ejemplos de arquitectura popular, y se finalizaría en la iglesia románica de San Andrés de Cotillo.
Patrimonio arquitectónico II
La ruta denominada Caminos de Agua parte de Bárcena de Pie de Concha, llega a Las Fraguas, con un recorrido por todo el patrimonio arquitectónico y cultural ligado al agua: antiguos molinos, fuentes, fábricas, casas, casonas y palacios.
Desde los molinos de Santa Olalla, El Rescaño, o la fábrica de Hilaturas Portolín, pasando por los restos de la ferrería de Helguera y la fábrica de muebles La Cobrera, en Santa Cruz, hasta un antiguo molino en Las Fraguas.
Miradores
Son espacios equipados con cartelería explicativa de las vistas, en un caso del valle de Anievas y en otro del valle de Iguña.
– Mirador de Posadoiro (junto a la carretera Anievas-San Vicente de Toranzo, ascensión al puerto El Portillón). Ofrece las mejores vistas del valle de Anievas.
– Mirador de Jumedre (junto a la carretera de Pico Jano, ascensión al embalse de Alsa). Ofrece las mejores vistas del valle de Iguña.
– Mirador de la Pajariega (junto a la carretera hacia el Parque Natural Saja-Besaya una vez pasado el pueblo de Los Llares). Ofrece unas buenas vistas del Parque Natural en la zona de Iguña.
Áreas recreativas
Se trata de espacios acondicionados para el ocio y recreo, y con especial interés para aquellos visitantes de la comarca que deseen disfrutar del contacto con la naturaleza. Disponen de mesas y bancos, barbacoas y papeleras, además de cartelería con información de la zona en la que se encuentren. Normalmente están ubicados próximos a rutas de senderismo o lugares de interés.
Además de los señalados a continuación, existen otros muchos espacios que prestan servicios similares:
Anievas
En la ascensión hacia el valle de Toranzo, a mitad del puerto El Portillón, hallamos un área recreativa que lleva el mismo nombre, equipada con mesas y barbacoas, junto a la carretera y al lado del mirador de Posadoiro.
En el pueblo de Cotillo, tomando una desviación antes de la entrada principal al mismo, y junto a una explotación ganadera, se está el Centro Botánico Adriano García-Lomas, donde además de mobiliario dedicado al descanso de los visitantes, hay un aula interpretativa que muestra la relación entre el hombre y el medio natural
Arenas de Iguña
Existen tres áreas recreativas. La primera es la conocida como “El Prauco”, localizada junto a la carretera de acceso al Cotero Alto, que sale desde el pueblo de Los Llares hacia el Parque Natural Saja-Besaya. Cuenta con mesas de madera, barbacoas, papeleras, dos pasarelas de madera sobre un pequeño arroyo, un refugio y una amplia zona de aparcamiento. Posee un bosquete de acebo con algunos ejemplares reseñables. En este mismo pueblo de Los Llares, y siguiendo el camino junto al río, se pueden encontrar zonas de baño naturales.
La segunda, la llamada “El Vaho”, en el pueblo ya mencionado, está situada en la margen derecha del arroyo de Valdeiguña.
La tercera, el área de “Cojorco y La Panda”, está en el pueblo de La Serna. Se accede a ella por una pista en buen estado que atraviesa el monte mixto de La Panda y que conduce al municipio vecino de Anievas, por el núcleo de Barriopalacio; desde esta área recreativa y en sus inmediaciones se puede disfrutar de un bonito paisaje.
Bárcena de Pie de Concha
En el pueblo de Pie de Concha se encuentra el área recreativa de “El Punturejo”, localizada en la margen izquierda del río Bisueña, en lo que fue un antiguo vertedero. Es un buen lugar para el descanso, tras recorrer la calzada romana que va desde Pie de Concha hasta Pesquera.
Cieza
Está en Villasuso, en una campa, a la que se llega después de atravesar el pueblo. A 1,5 Km de Villasuso hay una desviación a la derecha hacia una pista, y después de recorrer 2,2 km por dicha pista aparece el área recreativa. Cuenta con mesas, barbacoas, fuentes, aparcamiento y un pequeño refugio con chimenea. El área está ubicada dentro del Parque Natural Saja-Besaya. Desde ella se pueden iniciar la ruta de Brañazarza.
Molledo
En el pueblo de Silió, en la ribera del río Erecia, se encuentra el área recreativa “Monte Canales”, punto de partida de la ruta del mismo nombre que se adentra en una de las mejores representaciones de robledal de toda la comarca.
Destaca la presencia de una escultura tallada en piedra que refleja una estampa típica de las antiguas labores forestales y campesinas.
COSTUMBRES Y TRADICIONES
La magosta
En los valles que componen el Alto Besaya siempre ha estado arraigada la tradicional magosta, que antes consistía en una reunión al aire libre de jóvenes, adultos y viejos para asar castañas. Actualmente dicha tradición se mantiene en algunos pueblos y hogares a modo recordatorio.
La realización de la magosta requería una serie de preparativos que se realizaban entre los vecinos, lo que daba un aire de hermanamiento entre ellos. La recolección tenía lugar durante la temporada de otoño, pero siempre se recogían más de las que se utilizaban para conservarse en los espacios comunes que había en todos los pueblos llamados “carrazales” o “carrozales”, hoyos en el suelo donde se metían las castañas aún en el interior del erizo y se tapaban con helechos, de este modo estaban siempre aptas para ser comidas.
Una vez ya recogidas las castañas, se cogían helechos secos y se hacía una capa o “cama de helechos”; encima se ponían las castañas; y luego se prendía lumbre a los helechos, que al arder asaban las castañas. Años más tarde se asaban en los hornos de las casas o directamente en planchas o sartenes.
Un día de magosta se convertía en una fiesta, que unía a vecinos, amigos… Normalmente se combinaba la comida de castañas con beber anís, vino u orujo, y, llegado un momento, la fiesta se desataba con música de pito y tambor, bailes, canciones, adivinanzas, refranes…
Una buena época para hacer una magosta era la de la “deshoja del maíz”, cuando se juntaban los vecinos en casa de uno de ellos. Se trataba de quitar el recubrimiento de las mazorcas o panojas del maíz, y subirlas al desván, donde más tarde se desgranaban para molerlas o echarlas al ganado. Después del duro trabajo se realizaba la magosta, como premio al trabajo realizado y como forma de pasar un buen rato.
La matanza
Se trata de una costumbre ancestral que aún se practica, aunque no con el mismo simbolismo e importancia que hace años. La matanza era todo un auténtico ritual que se iniciaba con la cría del cerdo o chon durante todo el año. La noche anterior al día de la matanza, las mujeres iban realizando preparativos como picar la cebolla, el orégano, el anís, el comino, el pimiento, y preparaban el arroz; alimentos que se utilizan para la elaboración de las morcillas y los chorizos.
La carne se adobaba para conservarla, pero lo más frecuente era hacer chorizos, que se conservaban en unas grandes ollas de barro, envueltos entre grasa animal. Así los conservaban todo el año. Antes de meterlos en estas ollas, se curaban colgados de unas varas. Actualmente se continúan curando del mismo modo, en varas de madera a ser posible, junto a lumbres de leña, lo cual mejora la curación.
Las costillas también se adobaban con pimentón, ajo y sal, y se colgaban de varas para curar. Incluso los huesos se guardaban adobados y colgados para que secaran, huesos que echaban a guisos normalmente con patatas y que condimentaban un buen plato. Con las patas del cerdo solían hacer al menos un jamón: en primer lugar lo salaban con casi una arroba de sal, hasta que estuviese totalmente cubierto, y posteriormente le ponían una losa o piedra plana encima para prensarlo; así estaba quince o veinte días.
Antiguamente el cerdo era una fuente de alimentación que duraba todo el año. Se acompañaba de leche, productos de la huerta, incluso de la caza y la pesca. Actualmente son los más idílicos y tradicionales quienes mantienen esta tradición.
Piteros
Se trata del elemento folclórico más significativo de la comarca. Con pito y tambor se amenizaban las fiestas de los pueblos, las bodas y cualquier celebración que tuviera lugar en ellos. Hubo parejas famosas pero ninguna como los piteros de Anievas, Tomás Castillo y su hijo Eduardo, que sobresalieron sobre el resto y llegaron incluso a actuar por todo el territorio español; han sido considerados los mejores que ha habido en Cantabria. Actualmente Eduardo Castillo continúa su actividad con el entusiasmo que le caracteriza y ha sido ejemplo para otras parejas más jóvenes que han surgido en los últimos años.
Mitos, ritos y leyendas:
La comarca del Alto Besaya posee una profunda tradición en cuanto la mitología y las leyendas. Muchas referencias existen vinculadas a los personajes mitológicos; quizá la más conocida sea el topónimo del Pico Jano. Jano era el dios latino de las dos caras que dio nombre al mes de enero. Pudo ser el sustituto de algún dios cántabro, ya que hay constancias de que el poder romano trató de eliminar algunos elementos culturales característicos del pueblo cántabro.
Las fiestas de año nuevo estaban dedicadas a Jano, cuyo nombre deriva de la raíz yá-, atestiguada también en indoiranio y céltico, que significa ´ir a alguna parte, pasar’. Jano es el dios bifronte que mira a la vez al año viejo y al nuevo. De ellas han quedado en Cantabria la fiesta de la Vijanera, del solsticio invernal, cuyo nombre se ha considerado que podría derivar de bis Januaria (‘dos Janos’). Señala González Echegaray que durante la Vijanera los zarramacos llevan máscaras y pieles de oveja con doble cara, por delante y por detrás, costumbre que asocia al Pico Jano que domina el valle de Iguña.
MITOLOGÍA CANTABRA
La Anjana:
Un personaje reconocido, con origen en la comarca, es la Anjana, la hechicera buena en la mitología montañesa. Es una hermosísima ninfa de medio metro de estatura, ojos rasgados, pupilas negras o azules y brillantes como luceros, y mirada serena y amorosa. Tiene unas largas trenzas rubias adornadas con lacitos y cintas de seda multicolor y se ciñe a la cabeza una corona de flores. Su piel es blanca y lleva una cruz encarnada en la frente. Viste blanca túnica larga de lana fina con pintas relucientes como estrellas y larga capa o manto azul con esclavina y pespuntes rojos y dorados, aunque en invierno la capa es negra. Calza sandalias de piel parda de comadreja con una hebilla reluciente. Lleva una vara verde de mimbre o de espino con una estrella en la punta y una botellita con un brebaje milagroso para reanimar a los enfermos.
Cuando un cántabro tiene problemas, sea con su ganado, con sus vecinos o en su familia, invoca a una Anjana, que de una o de otra manera intervendrá para ayudarlo si lo merece, es decir, si su conducta como persona es intachable. Esto es así porque la principal ocupación de la Anjana es premiar a la gente que hace el bien, que es generosa. La Anjana, a diferencia del Ojáncano, representa la bondad y el bien. El nombre puede estar relacionado con el Pico Jano, del que ya se ha hablado, según algunos autores.
El Ojáncano y la Ojáncana:
El Ojáncano es un gigante más alto que los árboles y más robusto que las mismas rocas. Sus pies tienen diez dedos cada uno; sus piernas son como columnas y están cubiertas de pelo rojizo como las púas de un erizo; y sus manos tienen diez dedos cada una, al igual que sus pies. Suele llevar una honda de piel de lobo con la que arroja pedruscos, y en la otra mano, un recio bastón negro que puede transformarse en lobo, víbora o cuervo; los tres, animales-malignos.
Lleva la parte delantera del cuerpo oculta tras una barba enmarañada y sucia que le llega hasta casi las rodillas. Entre los pelos que la componen, hay uno que se distingue perfectamente de los demás, pues es blanco. Este pelo blanco es el punto débil del Ojáncano: si alguien consigue arrancárselo morirá inmediatamente. Tiene un solo ojo, que habría que cegar para poder acercarse a arrancar el pelo blanco de la barba.
El Ojáncano no vive solo en la cueva, sino con la Ojáncana, un monstruo incluso más temible que él. De aspecto similar, salvo que, la Ojáncana tiene dos ojos y no tiene barba. Tiene dos colmillos muy afilados con los que despedaza a los niños, pues hay que decir que es su manjar preferido.
La Ojáncana no se reproduce y además es incapaz de experimentar cualquier afecto. A decir verdad, no forman una verdadera familia y la manera de reproducirse es tan curiosa como repugnante: cuando un Ojáncano es viejo y no puede correr por el bosque, los demás de matan, le abren el vientre para repartirse lo que lleve dentro y lo entierran junto a un roble. Al cabo de nueve meses, del cadáver descompuesto y enterrado salen unos gusanos enormes, amarillentos y viciosos, de un hedor como de carne podrida. Durante tres años una Ojáncana los amamanta con la sangre que mana de sus grandes pechos y al cabo de ese tiempo son ya Ojáncanos y Ojáncanas.
Otros personajes importantes son: los Nuberus, los Cuines de Silió, el Arquetu, el Musgosu y otros recuperados de la tradición local como el Cura de la Peña o la Paparresoya. En definitiva, un amplio elenco de personajes que representan el bien y el mal. Todos toman forma, en el pueblo de Barriopalacio de Anievas, durante el mes de agosto, en la fiesta “Un pueblo de leyendas”.
LA LEYENDA DE DOÑA URRACA, REINA DE CASTILLA
La reina de Castilla Dña. Urraca llegó al pueblo de Cotillo huyendo, en su camino a Galicia, después de guerrear contra su propio marido Alfonso I.
Dice la leyenda que, al estar descansando la reina en este pueblo, los mozos cortaron las crines y las colas a los caballos de sus cortesanos, debido a la actitud prepotente de estos. Al ver la reina tanta desobediencia por parte de los vecinos del pueblo, y no pudiendo descansar, partió hacia el monasterio de Moroso para rezar a san Román y descansar unos días. Pero primero pasó por San Juan de Raicedo y Bostronizo. Entonces fue, dice la leyenda, cuando los mismos mozos del pueblo ampliaron la espadaña o campanario de la iglesia de Cotillo con otras dos troneras, para que la reina, desde Moroso, pudiera oír las campanas de Cotillo, y mostrarle así su ofensa por el desaire que les había hecho al abandonar el pueblo.
La leyenda de la reina Dña. Urraca continúa hoy en día, ya que se dice que sus restos de encuentran enterrados en Moroso, donde también existen restos de una necrópolis del Alto Medievo en torno a la ermita.